25 de enero 2022 | Devoción Matutina para Damas 2022 | ¿Quién eres?
«A cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios» (Juan 1: 12, NVI).
Si alguien te preguntara quién eres, ¿cómo responderías? Tal vez comenzarías diciendo tu nombre, o compartiendo información de tu familia y el lugar donde creciste. Tal vez hablarías de tu profesión. Y aunque todo esto forma parte de la respuesta, no define realmente quién eres.
Tuve la oportunidad de entrevistar a Tola Doll Fisher, escritora cristiana y editora de la revista Woman Alive [Mujer viva]. Tola tenía un plan claro para su vida: casarse, tener tres hijos antes de cumplir veinticuatro años y ser una excelente profesional. Sin embargo, el plan no salió como esperaba. Se comprometió a los veinticuatro, se casó a los veintiséis, a los veintiocho perdió a su bebé y a los treinta se divorció. Mientras charlábamos, Tola reflexionó acerca de cómo estos cambios afectaron su sentido de identidad. ¿En quién te conviertes cuando las cosas no salen como esperabas? Si te ves obligada a enterrar una hija y a renunciar al sueño de envejecer con tu marido, ¿quién eres ahora?
Tola me contó que, recientemente, tuvo que rellenar uno de esos formularios en los que preguntan tu estado civil. Marcar la palabra «divorciada» le generó mucho dolor. ¿Era esta la nueva etiqueta pegada a su frente? ¿Estaba su vida definida por el rechazo y el fracaso? O, mejor dicho, ¿era ella una fracasada? Luchando con estas preguntas, Tola recordó las palabras de Juan 1: 12: «A cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios». «Esto significa que Dios nos ha dado una forma para identificarnos que no depende de nuestras circunstancias, no depende de una relación, del lugar donde nacimos, o de nuestro estado financiero», dice Tola en Still Standing [Todavía en pie], «Si aceptamos a Dios, somos sus herederos. […] Nuestra verdadera identidad se encuentra en él», agrega.
Como muchas veces nos gusta lo que dicen las etiquetas que llevamos pegadas, no nos preocupamos por poner todo el peso de nuestra identidad en Jesús. Mientras que las etiquetas digan «bella», «inteligente», «buena amiga/esposa/madre» las llevamos con orgullo. Pero cuando el viento amenaza con arrancárnoslas o el enemigo trata de pegarnos al corazón una que dice «rechazada», entonces comprendemos nuestra necesidad de Jesús. ¿Quién eres? Tú eres una hija de Dios. Eres amada incondicional y entrañablemente por el Creador del universo.
Padre, yo soy tu hija. Ayúdame a vivir hoy anclada en esta generosa verdad.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2022
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