24 de noviembre | Una religión radiante | Elena G. de White | El lugar de oración y la lectura de la Biblia

«Yo los llevaré a mi santo monte y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptados sobre mi altar, porque mi casa será llamada casa de oraciónpara todos los pueblos». Isaías 56: 7

CONVIENE QUE SEAMOS DILIGENTES en la oración. No permitamos que nada nos impida orar. Hagamos todo lo que podamos para mantenemos continuamente en comunión con Jesús. Aprovechemos toda oportunidad que tengamos para ir a donde se acostumbre a orar. Quienes de veras intentan mantenerse en comunión con Dios asisten a los cultos de oración, son fieles en cumplir su deber, se muestran ávidos y afanosos por obtener todas las bendiciones que puedan alcanzar, y aprovechan toda oportunidad de ponerse en situación de recibir rayos de luz celestial.— El camino a Cristo, cap. 11, p. 145.

El joven que encuentra placer y felicidad en la lectura de la Palabra de Dios y en la hora de oración siempre se sacia con sorbos de la Fuente de vida. Alcanzará una altura de excelencia moral y una amplitud de pensamiento que nadie más puede concebir. La comunión con Dios favorece los buenos pensamientos, las nobles aspiraciones, la clara percepción de la verdad y los elevados propósitos de acción. Dios reconoce a los que unen el alma con él como sus hijos e hijas. Ascienden sin cesar y obtienen visiones claras de Dios y la eternidad hasta que el Señor hace de ellos vías de luz y sabiduría para el mundo — Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 617.

«Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.

Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar donde reside la maldad». Salmo 84: 10

 

DEVOCIONAL ADVENTISTA

UNA RELIGIÓN RADIANTE

Reflexiones diarias para una vida cristiana feliz

Elena G. de White

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