24 de mayo | Devocional: Hijos e Hijas de Dios | Para aliviar y consolar

«Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con él». Hechos 10: 38, JVBLH

CRISTO REALIZO MILAGRO tras milagro cuando estuvo en esta tierra. Así manifestó lo que Dios puede hacer por los cuerpos y almas afligidos. […] Constantemente sirvió a los demás, aprovechando toda oportunidad que se le presentaba. Aun en su infancia dirigió palabras de consuelo y ternura a jóvenes y ancianos. […] Fue un ejemplo de lo que los niños debieran tratar de ser. […] En sus palabras y sus actos manifestó tierna compasión por todos. Su compañerismo era un bálsamo curativo y suavizante para el descorazonado y deprimido.— The Youth’s Instructor, 8 de septiembre de 1898.

Jesús poseía una paciencia que nada podía vencer, y una veracidad de la cual nadie podía apartarlo. Sus manos y sus pies siempre estaban listos para servir a los demás y aligerar las cargas de sus padres.— The Youth’s Instructor, Io de abril de 1872.

En todo nuestro alrededor se oye el llanto de un mundo afligido. Por todos lados hay menesterosos y angustiados. Es de nuestra incumbencia aliviar y suavizar las asperezas y miserias de la humanidad. Unicamente el amor de Cristo puede satisfacer las necesidades más íntimas. Si Cristo habita en nosotros, nuestro corazón rebosará de celestial compasión, se abrirán los manantiales sellados de un amor ferviente como el de Cristo.

Son muchos los que han quedado sin esperanza. Devolvámosles la alegría. Muchos se han desanimado. […] Roguemos por esas personas. Llevémoslas a Jesús. Digámosles que en Galaad hay bálsamo y Médico.— Profetas y reyes, cap. 59, p. 486.

DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS

Elena G. de White



(1760)

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