24 de agosto | Maranata: El Señor viene | Elena G. de White | La señal que distingue al pueblo de Dios
Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. Ezequiel 20:12.
Al observar el sábado, los hijos de Israel se diferenciarían de todas las demás naciones… El sábado es señal de una relación que existe entre Dios y su pueblo, de que son sus súbditos obedientes, que guardan su ley. La observancia del sábado es el medio ordenado por Dios para conservar el conocimiento de sí mismo y de distinguir entre sus sujetos leales y los transgresores de su ley.—Testimonies for the Church 8:210.
El sábado… pertenece a Cristo… Y como lo hizo todo, creó también el sábado. Por él fue apartado como un monumento recordativo de la obra de la creación. Nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. Porque, hablando de Israel, dijo: “Diles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”, es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificamos. Es dado a todos aquellos a quienes Cristo hace santos. Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios… A todos los que reciban el sábado como señal del poder creador y redentor de Cristo, les resultará una delicia… El sábado les indica las obras de la creación como evidencia de su gran poder redentor. Al par que recuerda la perdida paz del Edén, habla de la paz restaurada por el Salvador. Y todo lo que encierra la naturaleza, repite su invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”. —El Deseado de Todas las Gentes, 255, 256.
El sábado es el broche áureo que une a Dios con su pueblo. —MMa, 296.
DEVOCIONAL ADVENTISTA
MARANATA: EL SEÑOR VIENE
Elena G. de White
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