23 de octubre | Devocional: Conflicto y Valor | El joven rico y Dios

Lucas 19:1-10.

Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá. Ezequiel 33:15.

Tan pronto como Zaqueo se rindió a la influencia del Espíritu Santo, abandonó toda práctica contraria a la integridad. Ningún arrepentimiento que no obre una reforma es genuino. La justicia de Cristo no es un manto para cubrir pecados que no han sido confesados ni abandonados…

Toda alma convertida querrá, como Zaqueo, señalar la entrada de Cristo en su corazón mediante el abandono de las prácticas injustas que caracterizaban su vida. A semejanza del príncipe de los publicanos, dará prueba de su sinceridad haciendo restitución…

Si hemos perjudicado a otros en cualquier transacción comercial injusta… deberíamos confesar nuestro agravio y hacer restitución en la medida de lo posible. Es justo que devolvamos, no solamente lo que hemos tomado, sino todo lo que se habría ganado con ello si se lo hubiese usado correcta y sabiamente durante el tiempo que haya estado en nuestro poder.

El Salvador dijo a Zaqueo: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. No solamente Zaqueo fue bendecido, sino toda su familia con él… Ellos habían sido expulsados de la sinagoga por el desprecio de los rabinos y adoradores; pero ahora su casa era la más favorecida de toda Jericó; acogían bajo su propio techo al divino Maestro y oían por sí mismos las palabras de vida.

Cuando Cristo es recibido como Salvador personal, la salvación viene al alma. Zaqueo no había recibido a Jesús meramente como a un forastero, sino como al que moraba en el templo del alma.—El Deseado de Todas las Gentes, 509, 510.

Cuando el joven y rico príncipe se había alejado de Jesús, los discípulos se habían maravillado de las palabras de su Maestro: “¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas!” Ellos habían exclamado el uno al otro: “¿Y quién podrá salvarse?” Ahora tenían una demostración de la veracidad de las palabras de Cristo: “Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios”. Vieron cómo, por la gracia de Dios, un rico podría entrar en el reino.—Ibid. 508.

DEVOCIONAL: CONFLICTO Y VALOR

Elena G. de White

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Devocional

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