22 de mayo | Devocional: Dios nos cuida | El único camino seguro

Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. Isaías 30:21.

Sé que los seres humanos sufren mucho porque salen de la senda que Dios ha elegido para ellos. Caminan a la luz de las chispas del fuego que ellos mismos han encendido, y el resultado inevitable es la aflicción, la intranquilidad y el pesar, males que habrían podido evitar, si hubieran sometido su voluntad a la de Dios, y le hubieran permitido dirigir sus pasos. Dios considera necesario contradecir nuestra voluntad y proceder, y poner bajo sujeción nuestra voluntad humana.
Cualquiera que sea la senda que Dios ha escogido para nosotros, cualquiera que sea el camino que ordena para seguridad. Diariamente debemos manifestar el espíritu de sumisión infantil, y orar para que nuestros ojos sean ungidos con el colirio celestial, a fin de que podamos discernir las indicaciones de la voluntad divina, para que no
se confundan nuestras ideas a causa de la omnipotencia de nuestra propia voluntad. Con los ojos de la fe, con una sumisión infantil como hijos obedientes, debemos mirar a Dios, seguir su dirección, y así desaparecerán las dificultades.
La promesa es: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. Salmos 32:8… Si acudimos a Dios con una disposición humilde y deseos de aprender, sin llevar preparados nuestros planes antes de pedirle consejo, y dispuestos según nuestra propia voluntad, sino con sumisión, dispuestos a ser enseñados, con fe, será nuestro privilegio reclamar las promesas cada hora del día. Debemos desconfiar de nosotros mismos y vigilar nuestras propias fuertes tendencias e inclinaciones, para no actuar según nuestras propias ideas y planes y pensar que estamos haciendo la voluntad del Señor…
Nuestro Padre celestial es nuestro Gobernador, y debemos someternos a su disciplina. Somos miembros de su familia. El tiene derecho a nuestro servicio, y si uno de los miembros de su familia persistiera en seguir sus propios caminos, persistiera en hacer justamente aquello que desea hacer, ese espíritu produciría un estado de cosas desordenado y confuso. No debemos estudiar para lograr nuestro propio camino, sino el camino de Dios y la voluntad de Dios.

*Año bíblico: Esdras 1-3.

DEVOCIONAL DIOS NOS CUIDA
Elena G. de White

(1298)

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