22 de marzo | Devocional: Una religión radiante | Trabajar da derecho a comer

«¡Dios bendice a todos los que lo obedecen y siguen sus enseñanzas! Si tú eres uno de ellos, Dios te bendecirá mucho. En el seno de tu hogar comerás y disfrutarás de lo que ganes con tu trabajo». Salmo 128: 1-3, TLA

JESÚS VIVIÓ EN UN HOGAR de artesanos, y con fidelidad y alegría cumplió con su parte en las labores domésticas. […] Aprendió un oficio, y con sus propias manos trabajó en la carpintería con José. Vestido como un obrero común, recorría las calles de la pequeña ciudad de Nazaret, yendo y volviendo de su humilde trabajo. No hizo uso de su poder divino para disminuir sus cargas ni aliviar su trabajo.

Durante su infancia y su juventud, mientras Jesús trabajaba, su mente y su cuerpo se desarrollaban. No empleaba temerariamente sus facultades físicas, sino de modo que se conservaran en buen estado para poder cumplir con su trabajo lo mejor posible en todos los aspectos. No quería ser deficiente en nada, incluido el manejo de las herramientas. Fue perfecto como obrero, como lo fue en carácter. Por su ejemplo, nos enseñó que es nuestro deber ser laboriosos, y que hemos de cumplir con nuestro trabajo con esmero y fidelidad, pues eso es lo único aceptable.

El ejercicio físico que educa a las manos para ser útiles, y prepara a los jóvenes para cumplir con su parte de las responsabilidades de la vida, da fuerza física y desarrolla todo el potencial humano. Es deber de cada cual comprometerse en actividades que resulten beneficiosas para sí mismo y para la sociedad. El Creador nos asignó el trabajo como una bendición, y únicamente el obrero diligente merece la honra y podrá vivir con alegría.— El Deseado de todas Jas gentes, cap. 7, p. 55, adaptado.

«Hermanos míos, con la autoridad que nuestro Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que se alejen de cualquier miembro de la iglesia que no quiera trabajar ni viva de acuerdo con la enseñanza que les dimos.

[…] Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer». 2 Tesalonicenses 3:6-10, TLA

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DEVOCIONAL

UNA RELIGIÓN RADIANTE

Reflexiones diarias para una vida cristiana feliz

Elena G. de White

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