21 de septiembre | Una religión radiante | Elena G. de White | Con música día y noche

«Cuando llegó el momento de dedicar la muralla, brearon a los levitas en todos los lugares donde vivían, y los llevaron a Jerusalén para celebrar la dedicación con cánticos de acción de gracias, al son de címbalos, arpas y liras». Nehemías 12: 27, NVT

A pesar de los grandes avances en materia de educación de hoy en día, podemos seguir extrayendo las más provechosas lecciones de la historia del pueblo de Dios de la antigüedad — Fundamentáis ofChristian Education, p. 95.
En las escuelas de los profetas […] el arte de la música sacra era cultivado con esmero. No se interpretaba frívola música bailable, ni cánticos atrevidos que enaltecen lo humano y apartaran la atención de Dios, sino sagrados y solemnes Salmos de alabanza al Creador, que exaltaban su nombre y hacían recuento de sus obras maravillosas. De este modo, la música se interpretaba para servir a propósitos santos, para elevar los pensamientos a lo que es puro y noble y elevador, y para despertar en los espíritus la devoción y la gratitud a Dios.— La voz: su educación y su uso, cap. 71, p. 497.
La buena música tiene que poseer belleza, nobleza y elevación. Alcemos nuestras voces en cantos de alabanza y consagración. Si es posible, recurramos a la música instrumental para que ascienda a Dios en gloriosa armonía como ofrenda aceptable.— Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 75.

«¡Qué bueno es poder alabar tu amor y tu fidelidad! Día y noche te alabaré con música de arpas y liras».
Salmo 92: 2-3, TIA

DEVOCIONAL ADVENTISTA
UNA RELIGIÓN RADIANTE
Reflexiones diarias para una vida cristiana feliz
Elena G. de White

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