21 de febrero 2023 | Devoción Matutina para Adultos 2023 | «Y él se la dará»

«Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará» (Santiago 1: 5, NVI).

La fama de buen lector de Thomas Jefferson, el principal redactor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, se remonta a su juventud. A sus veintiocho años ya era un conocido bibliófilo. Cuando visitaba las grandes ciudades europeas -Ámsterdam, Fráncfort, París, Madrid, Londres-, se dedicaba a visitar librerías y comprar libros. De acuerdo con Edwin S. Gaustad, «cuando [Jefferson] vendió sus libros al Gobierno de los Estados Unidos en 1815, para inaugurar la Biblioteca del Congreso, estimó que su colección andaba entre nueve y diez mil volúmenes».
La pasión de Thomas Jefferson por la lectura lo indujo a abrazar las ideas de la Ilustración, a aferrarse a la revolución baconiana y lo convirtió en un fanático de la lógica, de la ciencia y de las matemáticas. Finalmente, la sabiduría de este mundo lo impulsó a crear la que se ha dado a conocer como la Biblia de Jefferson. El célebre hombre de estado buscó una navaja y cortó pedazos del texto griego, latino, francés e inglés, los pegó en un libro y sacó una versión de los Evangelios que se ajustara a la lógica humana, sin ningún episodio milagroso que no pudiera ser explicado a través de la razón y la ciencia.
Uno puede criticar a Jefferson, pero a expensas de caer en lo mismo: someter las Escrituras a nuestra razón. El profeta Isaías nos advierte que muchos son engañados por su «sabiduría y conocimiento» (Isaías 33:6). Resulta ilusorio pretender ser cristiano y al mismo tiempo esperar que nuestra fe pase toda la rigurosidad del método científico. La fe bíblica trasciende lo que es lógico y razonable desde la perspectiva humana. Ese tipo de fe no se alimenta «con sabiduría humana, sino con la gracia de Dios» (2 Corintios 1:12) y halla su máxima expresión en una «sabiduría e inteligencia espiritual» (Colosenses 1: 9).
Esa es la sabiduría a la que debemos aspirar los que vamos avanzando hacia la «madurez en la fe» (1 Corintios 2: 6). Esa sabiduría no se consigue en una biblioteca de diez mil libros, como la de Jefferson. Es una sabiduría que nos llega como un regalo divino.
«Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciara nadie» (Santiago 1: 5, NVI). Te invito a pedírsela esta mañana y cada mañana de tu vida.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2023



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