21 de abril | Devocional: Hijos e Hijas de Dios | Una parábola para la reflexión
«Sucederá entonces con el reino de los cielos como lo que sucedió en una boda: Diez muchachas tomaron sus lámparas de aceite y salieron a recibir al novio.
Cinco de ellas eran despreocupadas y cinco previsoras.
Las despreocupadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; en cambio, las previsoras llevaron sus botellas de aceite, además de sus lámparas». Mateo 25: 1-4, DHH
QUE TODO JOVEN ANALICE la parábola de las diez vírgenes (Mat. 25: 1-13). Todas tenían lámparas, esto es, una apariencia externa de religión; pero solamente cinco de ellas poseían la piedad interior. A cinco de ellas les faltaba el aceite de la gracia. El espíritu de vida en Cristo Jesús, el Espíritu Santo, no moraba en sus corazones. Sin el aceite de la gracia, ¿de qué valía llevar la lámpara de la profesión de fe? Por más alta que sea esta, por más alto que sea el puesto que ocupe alguien supuestamente religioso, si le falta el aceite de la gracia, no tendrá con qué alimentar su lámpara, y no podrá esparcir rayos de luz con claridad y brillantez. […]
En realidad el Novio «no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Ped. 3: 9). ¡Inmensa longanimidad la de nuestro misericordioso Salvador! Ojalá que cada uno de nuestros queridos jóvenes aprecie el valor de su propia alma que ha sido adquirida a un precio infinito en el Calvario. Que cada cual aprecie adecuadamente las facultades que Dios le ha confiado. Por medio de Cristo podemos ascender la escalera del progreso, y poner todo talento nuestro bajo su dominio. […] En espíritu, pensamiento, palabra y obra, podemos poner de manifiesto que estamos impulsados por el Espíritu de Cristo, y nuestra vida ejercerá una poderosa influencia en los demás.— The Youth’s Instructor, 20 de septiembre de 1894.
DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White
(1965)