20 de agosto | Hijos e Hijas de Dios | Elena G. de White
Cristo, nuestro único camino
«Jesús puede salvar para siempre a los que, por medio de él, quieren ser amigos de Dios. Pues vive eternamente, y siempre está pidiendo a Dios por ellos». Hebreos 7: 25, TLA
¿CÓMO SE RECONCILIA DIOS con los seres humanos? Por la obra y los méritos de Jesucristo, que […] puso de lado todo lo que pudiera interponerse entre el ser humano y el amor perdonador de Dios. No se cambia la ley que el hombre transgredió para que armonice con el pecador en su condición caída, sino que se la revela como el trasunto del carácter de Jehová, el exponente de su santa voluntad, y se la exalta y se la magnifica en la vida y en el carácter de Jesucristo. No obstante, se provee un camino de salvación, porque se nos presenta al inmaculado Cordero de Dios como el que quita el pecado del mundo. Jesús ocupa el lugar del pecador, y lleva sobre sí mismo la culpa del transgresor.
Al mirar al sustituto y garantía del pecador, el Señor Jehová puede ser justo, y al mismo tiempo el justificador de los que creen en Jesús. Se perdona al que acepta a Cristo como su justicia y su única esperanza; porque «Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo consigo mismo» (2 Cor. 5: 19, RVC). La justicia, la verdad y la santidad de Cristo, que son aprobadas por la ley de Dios, constituyen un canal por medio del cual la misericordia puede comunicarse al pecador arrepentido y creyente. Los que no creen en Jesucristo no están reconciliados con el Padre; pero los que tienen fe en él están escondidos con Cristo en Dios. «Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1: 9, NVI).— The Youth’s Instructor, 29 de noviembre de 1894-
El cargó con todos nuestros pecados y murió en la cruz, a fin de garantizar la salvación a todos los pecadores que se arrepientan y conserven su lealtad a Dios. Unicamente a través de Cristo podemos tener acceso al Padre.— Carta 29, 1900.
Dice Jesús: «Todos los que el Padre me da, vienen a mí; y a los que vienen a mí, no los echaré fuera» (Juan 6: 37, DHH). Cristo toma sobre sí los pecados de los trans- gresores y les imputa su justicia, y por su gracia transformadora los hace aptos para el compañerismo con los ángeles y la comunión con Dios.— The Youth’s Instructor, 19 de enero de 1893.
DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White
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