2 de junio 2023 | Devoción Matutina para Adultos 2023 | «Habitaré en medio de ellos»

«Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos» (Éxodo 25: 8).

En la tumba de Rejmira, el Influyente funcionario de Tutmosis III (el probable faraón del Éxodo), hay un relieve en el que aparecen esclavos nubios y semitas fabricando ladrillos. En la obra también se puede ver a supervisores egipcios que se aseguran de que los esclavos cumplan con cargar el agua y el lodo, hacer las mezclas, dar forma a los ladrillos y secarlos. Un antiguo texto egipcio señala que dichos ladrillos se usarían en los trabajos de renovación del Templo de Karnak en Tebas; y, según algunos papiros, los esclavos tenían que completar una cuota diaria de fabricación de ladrillos.
La información que encontramos en el libro bíblico de Éxodo es muy similar a las fuentes egipcias. Cuando Moisés le pidió al faraón que dejara ir libre al pueblo, el monarca ordenó a los capataces: «De aquí en adelante no le darán al pueblo paja para hacer ladrillo, como lo han hecho hasta ahora. ¡Que vayan ellos mismos a recoger la paja! Pero los obligarán a hacer la misma cantidad de ladrillo que antes hacían» (Éxodo 5: 7,8, RVC). El faraón tenía al pueblo escogido construyendo templos para dioses falsos.
Al sacarlos de Egipto, el Señor les ordenó a los israelitas que recogieran una ofrenda y les dijo: «Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos» (Éxodo 25: 8). De ser constructores de templos para el paganismo, los israelitas pasarían a ser constructores de un santuario en el que habitaría el verdadero Dios.
Al pedirle a Israel que le construyera una morada para estar en medio de su pueblo, Dios demostró que lo había aceptado como su «especial tesoro» (Éxodo 19: 5); y al donar los elementos que servirían para la construcción del santuario, Israel lo reconoció como su Dios. Así, en el santuario se estrechan las manos los dos signatarios del pacto: el Señor y el pueblo.
En el siglo XXI seguimos siendo «colaboradores de Dios», gente que trabaja en la construcción del «edificio de Dios», que somos cada uno de nosotros (1 Corintios 3: 9). Y ahora la promesa de habitar en el tabernáculo construido por los israelitas en el siglo XV a. C. se cumple en nuestras propias vidas: Dios está con nosotros. Si alguno es un esclavo que construye ladrillos para el enemigo, hoy puede decidir construir una vida que honre a Dios y que perdure por toda la eternidad.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2023



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