2 de diciembre | Hijos e Hijas de Dios | Elena G. de White | Ya no hay nada que hacer

«Ahora es el momento oportuno: ¡busquen a Dios!; ¡llámenlo ahora que está cerca! Arrepiéntanse, porque Dios está siempre dispuesto a perdonar; él tiene compasión de ustedes. Que cambien los malvados su manera de pensar ¿y que dejen su mala conducta». Isaías 55: 6-7, TLA

LLEGARÁ EL MOMENTO CUANDO ya será demasiado tarde para buscar a Dios. He estado pues reflexionando en cuanto a cómo nos vamos a sentir cuando haya concluido el tiempo de gracia, y hayamos dado por concluido todo lo que podríamos de haber hecho a lo largo de nuestra vida. ¿Cuáles van a ser entonces nuestras sensaciones al examinar el pasado? ¿Desearemos entonces que nuestros esfuerzos para servir a Dios hubieran sido más fervientes? ¿Desearemos haber vivido más en armonía con su voluntad revelada? ¿Seremos contados en esa oportunidad entre sus siervos fieles? ¿Qué sucedería si en este momento escucháramos la voz de Dios diciendo: «Ya está todo hecho» (Apoc. 21:6, NVI)? […]

En vista de las solemnes responsabilidades que descansan sobre nosotros, pensemos en el futuro para que podamos damos cuenta de lo que debemos hacer a fin de poder enfrentamos a él. […]

En la solemne reunión del último día de este mundo, al alcance del oído del universo, será leída la razón de la condenación del pecador. Por primera vez los padres sabrán cómo fue realmente la vida privada de sus hijos. Los hijos verán cuántas injusticias cometieron contra sus padres. Habrá una revelación general de los secretos y los motivos del corazón; porque lo que es oculto será puesto en evidencia. Aquellos que han considerado livianamente las verdades solemnes relacionadas con el juicio, tendrán que enfrentarse a la terrible realidad. […]

Cuando consideramos estas solemnes verdades, ¿no comprendemos, queridos hermanos, que necesitamos abandonar nuestro egoísmo, nuestra conducta pecaminosa? «¡Dejen de hacer lo malo y aprendan a hacer lo bueno!» dice el Señor, (Isa. 1: 16-17, RVC).

Es nuestra propia conducta la que modelará nuestros caracteres para destrucción o para la dicha eterna. […]

¿Nos atreveremos a no atender a la indicación: «Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo; llámenlo ahora, mientras está cerca» (Isa. 55: 6, NTV)?.— The Youth’s Instructor, 21 de julio de 1892.

DEVOCIONAL ADVENTISTA

HIJOS E HIJAS DE DIOS

Elena G. de White

(1608)

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