2 de abril 2022 | Devoción Matutina para Damas 2022 | Hay suficiente para todos

«Que toda la gloría sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros» (Efe. 3:20, NTV).

Los jueves, en la compañía para la que trabajo, nuestro jefe trae bocadillos para compartir: galletitas dulces, frutas y barras de cereal. En cuanto escuchamos el anuncio por el altavoz, «Hay bocadillos en la cocina, pasen a servirse», todos salimos corriendo.
Como si hubiéramos oído un pistoletazo de salida, nos apuramos para llegar a tiempo.
¡Distraerse implica llegara la cocina cuando solo quedan los envoltorios!
La Biblia cuenta que Jairo, el líder de una sinagoga, se echó a los pies de Jesús y le rogó que sanara a su hija (ver Mar. 5: 21-40). Pero mientras iban de camino, una mujer se «coló», tocó el manto de Jesús y fue sanada. Me pregunto cómo se sintió Jairo con la demora. Después de todo, ¡él había llegado primero! Mientras Jesús todavía hablaba con la mujer, llegaron noticias: la hija de Jairo había muerto. Ya no había razón para molestar al Maestro. Parecía que el milagro de la mujer le había costado la vida a su hija. Habían «desperdiciado» el tiempo. ¡La mujer se había llevado el último bocadillo!
A veces es difícil alegrarse por las bendiciones de los demás. Ves a tu exnovio casarse con otra mujer y tú sigues soltera; o no logras quedar embarazada y a tu alrededor todas parecen estar en la dulce espera. Otra persona obtiene esa promoción que tú tanto querías… El pecado nos lleva a adoptar una mentalidad de escasez. Vemos el éxito y las bendiciones como recursos limitados e individuales, pero no lo son.
La ganancia de otros nunca es nuestra pérdida. Jesús se detuvo para ayudar a la mujer, pero tenía suficiente poder para Jairo también. En el reino de Dios, cuando los demás ganan, tú ganas. Hay suficiente para todos. Jesús le dijo a Jairo: «No temas, solo cree». La demora se transformó en bendición. Jairo presenció un milagro aún mayor cuando Jesús resucitó a su hija.
Cuando nos sintamos tentadas a envidiar las bendiciones ajenas, recordemos que ningún don es de uso personal. Por eso, cuando las demás ganan, tú ganas. No temas, solo cree.

Señor, ayúdame a recordar que tus bendiciones son inagotables, a vivir
en la abundancia de tu presencia, y no en la escasez de la envidia.
Quiero alegrarme por el éxito ajeno. No quiero permitir que crezcan
raíces de amargura y comparación en mi corazón.
Quiero creer, no temer.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2022



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