Protegidos por los ángeles, 19 de septiembre
Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que
pasa la indignación. Isaías 26:20.
En el día de la dura prueba [Cristo] dirá: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un
poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación”. ¿Cuáles son las cámaras en las cuales habrán de esconderse? Son la
protección de Cristo y sus ángeles. El pueblo de Dios no estará en ese tiempo en un solo lugar. Formará grupos esparcidos por toda
la Tierra.—Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh Day Adventist, 158.
Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos, y juntarse en grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles
les proveían comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed.—Primeros Escritos, 282.
Durante la noche pasó ante mí una escena sumamente impresionante. Parecía haber gran confusión y lucha de ejércitos. Un
mensajero del Señor se paró ante mí y dijo: “Llama a tu familia. Yo os conduciré; seguidme”. Me llevó por un oscuro pasaje a
través de un bosque; luego por un desfiladero de las montañas, y dijo: “Aquí estarás segura”. Había otros que habían sido llevados
a aquel retiro. El mensajero [279] celestial dijo: “El tiempo de prueba vendrá como ladrón en la noche, como el Señor anunció que
vendría”.—Manuscrito 153, 1905.
En el período final de la historia de esta Tierra, el Señor obrará poderosamente en favor de los que se mantengan firmemente por
lo recto… En medio del tiempo de angustia cual nunca hubo desde que fue nación, sus escogidos permanecerán inconmovibles.
Satanás, con toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos de Dios. Los protegerán ángeles excelsos en fortaleza,
y Jehová se revelará en su favor como “Dios de dioses”, que puede salvar hasta lo sumo a los que ponen su confianza en él.—La
Historia de Profetas y Reyes, 376.
En el tiempo de angustia que vendrá inmediatamente antes de la venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio
de los santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la ley de Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los
que estén menospreciando uno de los preceptos divinos.—La Historia de Profetas y Reyes, 261.
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