18 de marzo | Devocional: Maranata: El Señor viene | El aliento del alma

Orad sin cesar. 1 Tesalonicenses 5:17.

La oración es el aliento del alma, el canal de todas las bendiciones. Mientras… el alma arrepentida ofrece su oración, Dios ve sus luchas, considera sus conflictos y toma nota de su sinceridad. Aplica su dedo a su pulso, y anota cada latido. No hay sentimiento que lo conmueva, ni emoción que lo agite, ni pesar que lo ensombrezca, ni pecado que lo manche, ni pensamiento o propósito que lo impulse, que Dios no conozca. Esa alma ha sido adquirida a un precio infinito, y se la ama con una devoción inalterable.
La oración al Gran Médico por la salud del alma trae la bendición de Dios. La oración nos une los unos a los otros y a Dios. La oración trae a Jesús a nuestro lado, y da nuevas fuerzas y gracia fresca al alma vacilante y a punto de perecer…
Cristo, nuestro Salvador, fue tentado en todo tal como nosotros, pero fue sin pecado. Tomó la naturaleza humana, tomó la forma del hombre, y sus necesidades fueron las necesidades del hombre. Tenía necesidades corporales que satisfacer, y cansancio físico del cual aliviarse. Mediante la oración a su Padre fue fortalecido para enfrentar el deber y la prueba. Cada día cumplía sus deberes tratando de salvar almas. Su corazón estaba lleno de tierna simpatía por los fatigados y cansados. Dedicó noches enteras a orar en favor de los tentados… La oración precedía y santificaba cada acto de su ministerio…
Las noches dedicadas a la oración que el Salvador empleó en la montaña o en el desierto, eran esenciales a fin de prepararlo para las pruebas que tendría que enfrentar en los días sucesivos. Sentía la necesidad de refrigerar y vigorizar el alma y el cuerpo, para poder encarar las tentaciones de Satanás; y los que estén tratando de vivir su vida sentirán la misma necesidad… Nos dice: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24. Solo Cristo puede capacitarnos para responder cuando dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”. Mateo 11:29.
Esto significa que cada día tenemos que negarnos al yo. Cristo puede darnos la doble resolución, la voluntad de sufrir y de librar las batallas del Señor con energía perseverante.—The Review and Herald, 30 de octubre de 1900.

DEVOCIONAL MARANATA: EL SEÑOR VIENE
Elena G. de White

(1761)

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Comentarios

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1 Comment

  • sean bien bendecido al equipo de hno que cada día trabaja guiado por el poder del del espíritu para dar conocer la voluntad de DIOS….muy bueno cada mensaje
    mis hno quiero que cada mensaje me llegue por telf 04145561476