18 de febrero 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Saber versus vivir ese saber

¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? “Luego aquella inmersión que nos vinculaba a su muerte nos sepultó con él, para que, así como el Mesías fue resucitado de la muerte por el poder del Padre, también nosotros empezáramos una vida nueva” (Romanos 6:3, NVI, 4, NBE).

Saber es conocer, tener certeza, tener habilidad o capacidad de algo o para algo. Sin embargo, Pablo nos desafía en Romanos 6 a saber, por lo menos, tres cosas.

El primer saber es que estamos unidos a Cristo y su muerte por medio del bautismo. El pecado nos separó de Cristo, pero en el bautismo, somos unidos a él, a su muerte y a lo que esto significa. Dejamos de estar bajo el reino de Adán, para formar parte del reino de Cristo. En el bautismo crucificamos el pecado en nuestros corazones, morimos a la vida vieja, somos sepultados, inmersos juntamente con él, para emerger, resucitar a una nueva vida.

El bautismo ha de ser necesariamente por inmersión, para que se cumpla su significado y para seguir el ejemplo de Jesús.

El segundo saber enfatiza la crucifixión de nuestro viejo hombre juntamente con Cristo. Seguimos teniendo una naturaleza pecaminosa, pero por Cristo y la obra del Espíritu Santo, dependiendo siempre de él, podemos vencer.

La muerte liberaba de su servidumbre al esclavo, y el creyente, que muere

con Cristo en el bautismo, queda liberado de la esclavitud del pecado.

El tercer saber se relaciona con la resurrección de Cristo. El Señor no quiere solo conducirnos a la muerte y la sepultura, sino también a la resurrección y vida nueva. Así como Cristo no volverá a la tumba porque ya ha vencido a la muerte, el creyente también será vencedor. La muerte ya no tendrá autoridad.

En conclusión, apliquemos el conocimiento a la vida. Saber y no aplicar no otorga ventajas; sino que aumenta la responsabilidad, pues “al final, no se nos preguntará qué sabemos, sino qué hemos hecho con lo que sabemos” (Jean de Gerson)

¿Qué podría separarnos de aplicar lo que sabemos? Incoherencia entre el discurso y la acción, indiferencia, fanatismo, desidia, desvalorizar el conocimiento, prejuicios, presiones, burlas, oposición…

Nada disculpa ni justifica que un buen conocimiento no se practique; mucho menos cuando tiene que ver no solo con el presente, sino con la eternidad. Lutero, ridiculizado y amenazado, nunca cedió en sus convicciones, y dijo:

“Mi conciencia está ligada a la Palabra de Dios, no puedo ni quiero retractarme, porque no es seguro ni aconsejable hacer algo contra la conciencia. «Aquí estoy, no puedo proceder de otra manera. ¡Qué Dios me ayude! Amén”.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



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