17 de mayo 2025 | Devoción Matutina para Damas 2025 | El papa que dio a luz
«No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada secreto que no llegue a ponerse en claro». (Marcos 4: 22)
Se cuenta que, desde muy joven, Juana mostró capacidades intelectuales y oratorias muy notables; sin embargo, en su época (sigo IX), no era permitido que las mujeres recibieran estudios de preparación superior. Debido a esto, Juana cambió su nombre a Juan el Inglés, y de esa manera pudo ir de un monasterio a otro y aprender más.
Cuando Juana llegó a Roma, el papa León IV la eligió como su secretaria, aunque el papa pensaba que era un erudito secretario, no secretaria con a. Cuando, en el año 855, el papa León murió, Juan el Inglés fue nombrado papa bajo el nombre de Juan VIII. Pasados unos años, durante una ceremonia religiosa, el papa Juan comenzó a sentirse mal y dio a luz a la vista de sus feligreses. No se sabe con precisión si murió a causa del parto o si murió al ser lapidada por el pueblo, pero su engaño había sido descubierto y su mentira acabó con su vida. Si bien la opinión más extendida es que se trata de una leyenda, la historia de la papisa Juana fue dada por cierta durante siglos, y esto nos permite hacer hincapié por partida doble en el tema que quiero destacar hoy: la mentira.
Abraham Lincoln dijo: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo; puedes engañar a alguno todo el tiempo; pero no puedes engañar a todos todo el tiempo». Jesús lo había dicho antes a sus discípulos en el texto de hoy:
«No hay nada escondido que no llegue a descubrirse». Tarde o temprano, las mentiras salen a la luz, igual que un bebé después de su ciclo normal de gestación. No hay embarazo que dure toda la vida ni mentira que nunca vea la luz.
Viviríamos con menos problemas y preocupaciones si tomáramos siempre el camino de la verdad, pero por lo general, muchos eligen el camino más largo de la mentira y al final siempre llegan al mismo destino: la verdad (solo que arrastrando muchos conflictos).
Querida amiga, busquemos siempre el camino de la verdad; seamos dignas hijas representantes del Dios de verdad; seamos personas fidedignas en las que se puede confiar. Aprendamos a decir la verdad, a vivir la verdad, a enseñar la verdad, a convivir con la verdad, y el Dios de verdad habitará en nosotras. Con su presencia no habrá lugar para el engaño.
Posdata: Feliz sin engaños.
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