16 de febrero 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Cómo ser felices en las pruebas
“Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza” (Romanos 5:3).
¿Cómo es posible alegrarse en las tribulaciones? La palabra tribulación viene de tribuí, un pedazo de madera utilizado para golpear y separar el trigo de la paja, que es más liviana que el grano. Los golpes de la vida nos dejan adoloridos, afligidos, aplastados: atribulados.
Ni Pablo ni el Señor han prometido que estaremos libres de problemas. No promete la Biblia librarnos del horno de fuego, pero sí que Alguien estará a nuestro lado y utilizará ese sufrimiento para fortalecer nuestra fe, perfeccionar nuestro carácter y llevarnos a testificar del poder de Dios.
No tenemos que provocar el sufrimiento ni buscarlo, como si eso nos agregara méritos. Dios no es el originador del dolor, tan solo lo permite y lo encauza siempre con un propósito de eternidad.
Quizá nadie haya sufrido tanto por causa del evangelio como Pablo. Él sabía por experiencia propia lo que la tribulación produce: paciencia, resistencia, perseverancia.
El pecador ve en el sufrimiento a un Dios indiferente, distante y castigador. No percibe el propósito oculto. Cristo enfrentó el dolor y la injusticia con valor y entereza. El hijo de Dios, justificado por su gracia, se regocija en la adversidad porque ve en ella una oportunidad de crecimiento, de mayor dependencia y de dar testimonio. Las pruebas y las aflicciones, que son soportadas con paciencia, muestran que nuestra fe y carácter son genuinos. La fe se fortalece, y la esperanza se afirma.
Salomón decía que el oro se purifica en el fuego (Prov. 17:3); así como nosotros en el sufrimiento, si corregimos la conducta y ponemos nuestra confianza en el Señor.
Dice el viejo adagio: “No es oro todo lo que reluce”.
¡Mucho cuidado dejarnos llevar por las apariencias! Ni el color ni el brillo nos aseguran que algo sea oro. Existe el oropel, una lámina de cobre o latón que se utiliza para aparentar oro.
El fuego purifica y pone a prueba nuestra fe. Ahora bien, cuando somos probados, ¿somos luego aprobados?
Señor, ayúdame a no brillar como el oropel, que aparenta ser oro, pero no lo es, sino como el oro auténtico,
Que tus propósitos se cumplan en mí y que cuando mi fe sea probada, por tu gracia sea aprobada.
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