15 de noviembre 2020 | Devoción Matutina para Damas 2020 | La actitud de los triunfadores

UN DÍA A LA VEZ

Lecturas Devocionales para Mujeres 2020

 

«A Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento” ( 2 Cor.2:14, RVR)

 

Durante una vigilia celebrada un mes de enero, una hermana comenzó a expresar su agradecimiento al Señor:

—Doy gracias a Dios porque este año que pasó, aunque todos los miembros de mi familia estábamos sin trabajo, nunca nos faltó qué comer. Una joven, motivada por ese poderoso testimonio, añadió el suyo:

—A pesar de que no tuve trabajo en todo el año, Dios resolvió un problema familiar grave que tenía.

Entonces se añadió otra voz:

—Yo doy gracias a Dios porque mi madre acaba de morir y su única petición fue no morir asfixiada por el asma. Ella se quedó dormidita y se fue en paz de este mundo.

Todos los testimonios que escuché esa noche mejoraron mi actitud. Cómo se complace Dios con sus hijos que saben agradecer los triunfos que él provee, aunque a veces no parezcan triunfos. Vivir agradecidas nos ayuda a discernir las bendiciones que el Señor derrama incluso en nuestros peores momentos.

¿Por qué nos empeñamos en continuar escarbando el pozo de la desesperanza? ¿Por qué no tomamos la decisión de cambiar de actitud, y permitir que sea el agradecimiento nuestro estilo de vida? «Nada tiende más a fomentar la salud del cuerpo y el alma que un espíritu de gratitud y alabanza. Es un deber positivo resistir a la melancolía, a los pensamientos y sentimientos de descontento; es un deber como el de orar. Si estamos destinados para el cielo, ¿cómo podemos portarnos como un séquito de plañideras, gimiendo y lamentándonos a lo largo de todo el camino que conduce a la casa de nuestro Padre? Los profesos cristianos que están siempre lamentándose y parecen creer que la alegría y la felicidad fueran pecado, desconocen la religión verdadera» (El ministerio de curación, p. 194).

Cuenta una leyenda que un estudiante se fue lejos a buscar agua para su maestro, ya anciano. Tras varios días de camino, la encontró y la trajo. Su maestro la bebió con deleite y expresó su agradecimiento. Otro alumno probó el agua, la escupió y exclamó: «¡Qué mal sabe! ¿Por qué le dio usted las gracias por esa agua tan asquerosa?» El anciano respondió: «Tú probaste el agua, pero yo saboreé el regalo». Saboreemos los regalos que Dios nos da cada día. Démosle gracias.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020



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