14 de septiembre | Devocional: Nuestra Elevada Vocación | Enseñad la fuente de la verdadera felicidad

Instruye al niño en su carrera: aun cuando fuere viejo no se apartará de ella. Proverbios 22:6.

Por su descuido en ejercitar la debida restricción, muchos padres están creando una gran infelicidad para sus hijos. No son felices los jóvenes a quienes se les permite buscar constantemente placeres en la diversión o en la gratificación egoísta, y nunca podrán serlo mientras sigan esa conducta. Padres y madres, enseñad a vuestros hijos que la única manera de ser verdaderamente felices es amar y temer a Dios; y reforzad la lección mediante vuestro ejemplo. Hacedles ver que la paz de Cristo gobierna vuestro corazón, y que su amor llena vuestra vida.—The Signs of the Times, 7 de enero de 1889.
¿Consagraréis vosotros vuestros propios corazones a Dios para que podáis ejercer una influencia santificadora en vuestros hijos? ¿Los alejaréis de los pecados y los pecadores, y mediante una fe viva los relacionaréis con Dios? Debiera ser la obra de cada padre cultivar todo lo que es bueno, y justo, y noble en sus hijos. Es su deber corregir sus faltas y restringir su indocilidad. …
Haced que la Palabra de Dios sea una guía en la educación de vuestros hijos, teniendo en cuenta siempre lo que será para su bien futuro. … La madre debe impartir a sus hijas una educación que sea inestimable, preparándolas para que cumplan su parte en las tareas de la familia. El padre debe darle a sus hijos un capital de más valor que el oro o las tierras, al enseñarles a amar el trabajo útil, en lugar de enseñarles a buscar la felicidad en las diversiones o disipaciones inútiles. Padres, ahora es el tiempo cuando debéis desarrollar en vuestros hijos hábitos de trabajo, de confianza propia, de autocontrol; a cultivar la economía y el tacto en los negocios. Ahora es tiempo para enseñarles la cortesía y la benevolencia hacia sus semejantes, y la reverencia y el amor hacia Dios. …
El hogar debiera ser el lugar más alegre y atractivo de la tierra; y debiera hacérselo así mediante las palabras agradables y los actos bondadosos, y a la base de todo debe estar una firme adhesión a la rectitud. …
No retengamos nada de Aquel que dio su preciosa vida por nosotros. Padres y madres, llevadle vuestros hijos, en la frescura y la flor de la juventud, y dedicadlos a su servicio.—Ibid.

DEVOCIONAL: NUESTRA ELEVADA VOCACIÓN
Elena G. de White

(1445)

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Devocional

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