14 de septiembre | Mi vida Hoy | Elena G. de White | La verdad santifica.
Santifícalos en la verdad; Tu palabra es la verdad. Juan 17:17.
La verdad de Dios santifica el alma. «Y os daré un corazón nuevo, y pondré dentro de vosotros un espirito nuevo». El santificador poder de la verdad debe habitar en el alma y ser conducido con nosotros a nuestros negocios, para aplicar sus constantes pruebas a todas las transacciones de la vida, especialmente en nuestro modo de tratar al prójimo. Debe habitar en nuestro hogar, teniendo un poder controlador de la vida y del carácter de todos los que en él hallan. (RH, 14-04-1885).
Los que profesan creer en la verdad siempre deben sentir la responsabilidad de ponerla en práctica. Esto significa santificación, y santificación quiere decir el cultivo y el entrenamiento de todas las facultades para el servicio del Señor. (RH, 26-07-1906).
Enseñad a vuestros hijos a amar la verdad por el hecho de ser la verdad y porque deben ser santificados por la verdad y preparados para resistir en la gran prueba que muy luego determinará si están o no calificados para entrar en una más elevada obra y se puedan volver miembros de la familia real, hijos del Rey celestial. (ST, 10-09-1894).
La verdad, la preciosa verdad de la Palabra de Dios, tendrá una influencia santificadora sobre el corazón y en el carácter. Hay una obra a ser hecha para nosotros mismos y para nuestros hijos. El corazón natural está lleno de odio contra la verdad, así como contra Jesús. A no ser que los padres hagan de eso su más alto encargo de la vida, guiar a los hijos en el camino de la justicia, desde sus primeros años, el camino errado será preferido al camino correcto. (RH, 14-04-1885).
La obra de la santificación comienza en el hogar. Los que son cristianos en el hogar serán cristianos en la iglesia y en el mundo. (ST, 17-02-1904).
DEVOCIONAL ADVENTISTA
MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White
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