14 de noviembre 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Salmones en el cielo

“Pablo, prisionero de Jesucristo, y el hermano Timoteo, al amado Filemón, colaborador nuestro” (Filemón 1).

FILEMÓN ES LA EPÍSTOLA más breve escrita por el apóstol Pablo. Es un pedido a un hombre piadoso, a fin de que reciba con cariño a Onésimo, su esclavo fugitivo. Ahora, este hombre se había convertido al cristianismo y Pablo lo está enviando de vuelta a su amo.
• Al inicio declara aprecio y elogia a Filemón. Lo considera un hombre de familia. Su esposa se llama Apia y su hijo Arquipo. Además, es un hombre de mucha fe, fiel, productivo, siempre ayudando y alentando a todos (vers. 2-7).
• En la segunda parte, Pablo suplica perdón para Onésimo y se compromete a pagar su deuda (vers. 8-17).
• Así, en la tercera parte de la Carta le presenta una garantía y promesa. La garantía es que Pablo promete pagar a Filemón cualquier débito de Onésimo hacia él. Pablo le recuerda a Filemón del gran débito espiritual que él mismo tiene para con el apóstol. Y por eso, él necesita ser bondadoso con el esclavo y además le pide que mantenga una habitación disponible para cuando él esté apto para visitarlo (vers. 18-22).
En esta Epístola vemos a alguien auténticamente cristiano intercediendo a favor de un esclavo. La gran lección es esta:
No importa la situación en que alguien se encuentre,
todo ser humano ha de ser respetado y tratado con dignidad.
Después de todo, todos hemos sido hechos a imagen de Dios,
y, por su gracia, esa imagen será recuperada
en el proceso de la salvación.
El 25 de agosto de 1950 un simple pescador regresaba lentamente al puerto de San Francisco con su barco lleno de salmones. De pronto, divisó varias personas luchando para sostenerse a flote. Eran pacientes del barco hospital Benevolence, que había colisionado con otra embarcación a causa de la niebla. Inmediatamente se lanzó al agua y, tan rápido como pudo, fue rescatando a los náufragos uno a uno. Tuvo que desprenderse de sus cajones llenos de salmones, que eran la base de su sustento, para hacer más lugar.
Con sus músculos y corazón doloridos, pedía fuerzas a Dios para salvar a todos. Y así, en acción heroica, su barco quedo vacío de salmones y lleno de setenta náufragos salvados.
La iglesia es también un barco hospital, lleno de pacientes y náufragos.
¿Cuán dispuestos estamos en desprendernos de nuestros salmones, de nuestras ideas,
posición, bienes y tiempo a fin de dignificar, restaurar y salvar a todos?
El cielo no estará lleno de salmones,
sino lleno de pacientes restaurados
y náufragos rescatados.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



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