13 de noviembre | Una religión radiante | Elena G. de White | El bautismo, la respuesta natural
«Pedro entonces tomó la palabra y, en nombre propio y de sus once compañeros, […] los instaba y animaba, diciendo: “Pónganse a salvo de este mundo corrupto”. Los que aceptaron con agrado la invitación se bautizaron, y aquel día se unieron a los apóstoles alrededor de tres mil personas». Hechos 2: 14, 40-41, LPH
LA ESCENA ESTÁ LLENA DE INTERÉS: El pueblo acude de todas direcciones para oír a los discípulos testificar de la verdad tal como es en Jesús. La gente se agolpa y llena el templo. Los sacerdotes y gobernantes están allí, mostrando su fruncido ceño con la malicia en la mirada, y exhalando por los poros odio contra Cristo. […] Pensaban que se iban a encontrar a los apóstoles atemorizados bajo la dura mano de la opresión y el asesinato, pero los hallaron por encima de todo temor, llenos del Espíritu, proclamando con poder la divinidad de Jesús de Nazaret. […]
Bajo la influencia de esta iluminación celestial, las Escrituras que Cristo había explicado a los discípulos resaltaron delante de ellos con el brillo y la perfección de la verdad. El velo que les había impedido ver por su terquedad lo que había sido derogado, fue quitado ahora, y comprendieron con perfecta claridad el objeto de la misión de Cristo y la naturaleza de su reino. Podían hablar con poder del Salvador; y mientras exponían a sus oyentes el plan de la salvación, muchos quedaron convictos y convencidos. Las tradiciones y supersticiones inculcadas por los sacerdotes fueron barridas de sus mentes, y las enseñanzas del Salvador fueron aceptadas. «Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados» (Hech. 2: 41).— Los hechos de los apóstoles, cap. 4, pp. 33-35.
«Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones». Hechos 2: 42
DEVOCIONAL ADVENTISTA
UNA RELIGIÓN RADIANTE
Reflexiones diarias para una vida cristiana feliz
Elena G. de White
(1153)