12 de junio | Mi vida Hoy | Elena G. de White | Guarda los mandamientos

El fin de todo discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Ecle. 12:13)

Él [Salomón] nos presenta la historia de su búsqueda en pos de la felicidad. Se dedicó a cultivar su intelecto; satisfizo su afán de placeres; llevó a cabo sus proyectos comerciales. Estaba rodeado por el fascinante esplendor de la vida de la corte…

Salomón se sentaba sobre un trono de marfil, cuyos peldaños eran de oro macizo, y estaban flanqueados por leones de oro. Sus ojos reposaban en la contemplación de los hermosos jardines celosamente cultivados que se extendían ante él. Ese panorama era una visión de belleza, destinada a asemejarse en lo posible al Huerto del Edén. Árboles y arbustos escogidos y flores de todas clases habían sido traídos de países lejanos para embellecer esos jardines. Pájaros de plumajes diversos y brillantes volaban de un árbol a otro, enriqueciendo el aire con sus cantos. Jóvenes asistentes, magníficamente vestidos y adornados, estaban a sus órdenes listos a obedecer sus mínimos deseos. Se habían dispuesto escenas de orgías y música, deportes y juegos para entretener al monarca a un costo enorme.

Pero nada de eso hizo feliz al rey…La disipación había grabado sus huellas en ese rostro antes despejado e intelectual. Se había efectuado un triste cambio en el otrora juvenil Salomón. Su ceño revelaba preocupación y desdicha. Sus labios estaban listos a lanzar reproches cuando no se cumplían sus deseos al pie de la letra.

Sus nervios destrozados y el desgaste de su organismo evidenciaban el resultado de la violación de las leyes naturales. Confesó que había desperdiciado su vida, en infructuosa carrera en procura de la felicidad. (Health Reformer, 05-1878)

El camino que conduce a la verdadera felicidad sigue siendo el mismo en el curso de todos los siglos. La paciente constancia en el bien hacernos conducirá al honor, la felicidad y la vida eterna (Health Reformer, 05-1878) (173)

DEVOCIONAL MI VIDA HOY

Reflexiones para cada día

Elena G. de White

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