11 de septiembre | La fe por la cual vivo | Elena G. de White | Reyes y reinas

Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará. Proverbios 24:3.

“En el plan de Dios para Israel cada familia tenía su propia casa … con tierras de labranza suficientes. De este modo quedaban asegurados los medios y el incentivo para … una vida provechosa, laboriosa e independiente.”—El Ministerio de Curación, 174.
“Los padres que poseen un pedazo de tierra y un hogar cómodo deben considerarse reyes y reinas.”—Fundamentals of Christian Education, 326, 327.
“Vivienda costosa, amueblado dispendioso, boato, lujo y holgura no suministran las condiciones indispensables para una vida feliz y provechosa. Jesús … vino como embajador de Dios para enseñarnos cómo vivir para sacar los mejores resultados de la vida. ¿Cuáles fueron las condiciones escogidas por el Padre infinito para su Hijo? Un hogar apartado en los collados de Galilea; una familia mantenida por el trabajo honrado y digno; una vida sencilla; un conflicto diario con dificultades y penas; el desprendimiento, la economía y el servicio sufrido y alegre; las horas de estudio junto a su madre, con el rollo abierto de las Escrituras; la tranquilidad de la aurora o del crepúsculo en el valle verde; las santas actividades de la naturaleza; el estudio de la creación y la providencia; y la comunión del alma con Dios; tales fueron las condiciones y las facilidades de los primeros años de la vida de Jesús.”—El Ministerio de Curación, 344.
“Asegúrense los medios para aligerar el trabajo, promover la salud y asegurar el desahogo…. Amueblad vuestra casa sencillamente con cosas durables, que puedan limpiarse sin mucho trabajo y ser renovadas sin gran costo.”—Ibid. 348.

DEVOCIONAL LA FE POR LA CUAL VIVO
Elena G. de White

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