11 de septiembre 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Horacio Greeley

Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor. Mateo 5:13.

Más vale que sepas la verdad, Horacio -le dijo la Sra. Greeley a su hijo de nueve años de edad-. Tu padre se ha ido, y no regresará. -¿Pero por qué, mamá?

-Tuvo que hacerlo -le respondió a su hijito- Lo iban a arrestar por no pagar sus cuentas.

-¿Adonde se fue?

-A algún lugar del oeste. Tan pronto como encuentre trabajo, nos mandará llamar.

Mientras hablaba, copiosas lágrimas bañaban el rostro de la Sra. Greeley.

-Lo hemos perdido todo. Mañana vienen para llevarse todo: la casa, el establo, los animales, los muebles… todo.

-¡No es justo! -dijo Horacio.

-Ya lo sé, cariño, pero así es la vida.

Esa noche, mientras su mamá dormía, Horacio sacó toda su ropa del ropero y la escondió en el bosque. Además, puso los siete libros preciosos que poseía. ¡No iba a permitir que el gobierno se lo llevara todo!

Al día siguiente, se paró junto a su madre y observó cómo el alguacil y sus hombres se llevaban los muebles. Su mamá miraba en silencio hasta que se llevaron su telar y su torno de hilar a mano. En ese instante rompió a llorar.

Horacio se lanzó sobre los hombres y forcejeó con ellos.

-¡Dejen de robar a mi mamá! ¡No es justo!

-Justo o no, es la ley -le respondió el alguacil mientras lo separaba de los hombres-. No puedes luchar contra la ley, Horacio.

Cuando Horacio creció, buscó los medios de combatir las leyes injustas. Como editor del periódico Tribune de Nueva York, hablaba contra aquello que consideraba malo, y ayudaba, de esta manera, a crear nuevas leyes.

Por medio de su periódico, llegó a ser la «sal” de su país. Así como un poquito de sal se deja sentir en una olla de guiso, dándole sabor a la comida, sus ideas se difundieron por todo el país, convirtiéndolo en un lugar mejor para vivir.

Tal vez la situación no sea la ideal en la comunidad donde vives. ¿Por qué no ser «sal” que cambia el sabor?

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020



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