11 de diciembre 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Una voz de esperanza

“Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal” (Hebreos 9:1).

El capítulo 9 de Hebreos presenta el Santuario terrenal y el celestial. Detalla la ubicación de los muebles y los deberes del sacerdote y del sumo sacerdote (vers. 2-7). Describe también el celestial destacando su superioridad (vers. 11,14,23).
Cristo mismo ofrece su vida, es sacrificado solo una vez y nos proporciona redención eterna.
Pablo nos cuenta que los dos santuarios necesitaban ser purificados con la sangre del sacrificio. El santuario terrenal con la sangre de los animales. En tanto, el celestial ha sido y será purificado con y por la sangre de Cristo (vers. 9-14).
Nuestra salvación es posible por el sacrificio de Cristo, y por su intercesión.
Javier y Sandra eran conocedores del evangelio hasta que la vida los golpeó, la fe se debilitó y dejaron su iglesia. Fueron cuatro años de lucha en solitario, tiempos muy difíciles, tristes y sin esperanza. Sentían la necesidad de congregarse y clamaban por un rebaño y un pastor.
Escuchaban siempre una emisora evangélica. Fueron a varias iglesias buscando el camino, la verdad y la vida. Iban con expectativas y regresaban con decepción. Una tarde “su” radio cristiana por unas interferencias estaba pasando música secular. Sin saber cómo, Sandra pasó de aquella emisora a otra y quedó atrapada tanto por la música como por el mensaje de esperanza, que la que encontró, emitía. Al llegar Javier del trabajo, se lo contó, y se hicieron oyentes asiduos.
Después de algunos meses pidieron “la guía de estudio bíblico”, la respuesta llegó el viernes 30 de diciembre de 2016 invitándolos a la iglesia adventista más cercana, en este caso la de Villa Martelli de Buenos Aires, localizada a solo quinientos metros de su domicilio. Ese sábado tuve el privilegio de predicar en esa iglesia. Javier y Sandra fueron tan solo para pasar, retirar la guía de estudios y seguir. Sin embargo, una iglesia fraternal y amorosa los acogió y allí se quedaron. Un año más tarde tuve la alegría de bautizarlos. Hoy son líderes misioneros y ya han llevado a otros a los caminos de Dios.

Cristo, desde el Santuario celestial, es una voz de esperanza.
Como en esta experiencia, la iglesia con la Palabra, nuestras
editoriales, instituciones educativas, fábricas de alimentos
y programas audiovisuales son un grito de esperanza.
“El Señor me dijo: ‘¡Grita bien fuerte, clama
con voz de trompeta, no tengas miedo!»’
(Isa. 58:1, NBV).
Muchos, como Javier y Sandra, están necesitados
de escuchar tus gritos de esperanza.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



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