10 de septiembre | Mi vida Hoy | Elena G. de White | Vivir en el amor divino

Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él. (1 Juan 4:16)

El confiado amor y la abnegada devoción que se evidenció en la vida y el carácter de Juan significan lecciones de indecible valor para la iglesia cristiana. Algunos pueden afirmar que él poseía tal amor con independencia de la gracia divina; pero por naturaleza Juan tenía serios defectos de carácter; era soberbio y ambicioso y se resentía fácilmente ante los desprecios e insultos…
Juan deseaba llegar a ser como Jesús, y bajo la influencia transformadora del amor de Cristo, alcanzó a ser manso y humilde de corazón. Ocultó su yo en Jesús. Se unió estrechamente a la Vid viviente, y llegó a participar de la naturaleza divina. Tal será siempre el resultado de la comunión con Cristo. Esto es verdadera santificación.
Puede haber señalados defectos en el carácter de una persona; sin embargo, cuando se convierte en un verdadero discípulo de Jesús, el poder de la gracia divina lo convierte en una nueva criatura. El amor de Cristo lo transforma y santifica. Pero cuando las personas profesan ser cristianas, y su religión no las hace mejores en todos los aspectos de la vida, o sea, representantes vivientes de Cristo por su disposición y carácter, no son suyas. (Santificación:41)
Juan gozó la bendición de la verdadera santificación. Pero, notadlo bien, el apóstol no pretende estar sin pecado; trata de hallar la perfección andando a la luz del rostro de Dios. Testifica que el hombre que profesa conocer a Dios, y sin embargo quebranta la ley divina, da el mentís a su profesión…Si bien debemos amar las almas por las que Cristo murió, y tenemos que laborar por su salvación, no hemos de transigir con el pecado. No debemos unirnos con los rebeldes y considerar que eso es caridad. Dios exige que su pueblo, en esta época del mundo, tal como lo hizo Juan en su tiempo, sostenga resueltamente la causa de lo recto, oponiéndose a los errores destructores. (Santificación:48)

DEVOCIONAL ADVENTISTA
MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White

(1891)

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Devocional, Mi vida Hoy

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