10 de septiembre | Exaltad a Jesús | Elena G. de White | Sé fuerte en su gracia

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. 2 Timoteo 2:1-2.

Las lecciones contenidas en las palabras de Pablo a Timoteo son de importancia vital para nosotros. “Esfuérzate”, le exhorta. ¿En su propia sabiduría? No, sino “en la gracia que es en Cristo Jesús”. La persona que decida seguir a Cristo no dependerá de sus propias capacidades ni tendrá confianza en sí misma. Tampoco permanecerá atrofiada en sus esfuerzos religiosos, no esquivará sus responsabilidades ni se mostrará inactiva en la causa de Dios. Sacará fuerzas de una fuente segura, que nunca desilusiona a los que acuden a ella en busca de poder divino. La exhortación que se nos hace es: “Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”. Si el cristiano está consciente de su debilidad e incapacidad, al poner su confianza en Dios hallará que la gracia de Cristo es suficiente para cada una de sus emergencias.
El soldado de Cristo tiene que vérselas con muchas tentaciones diferentes, debe resistirlas y vencerlas. Cuanto más encarnizada sea la lucha, tanto mayor será la provisión de gracia para enfrentar la necesidad del alma; y la misma naturaleza de la gracia recibida cambiará la capacidad del siervo de Cristo para conocer a Dios, y a Jesucristo a quien él ha enviado. El alma del creyente experimentará un anhelo intenso de conocer y comprender más acerca de la verdad y la justicia de Cristo. Todos los que avancen en la vida divina desarrollarán una mayor capacidad para buscar la verdad como si fuera un tesoro escondido, y la incorporarán a sus propias almas.
El verdadero cristiano comprenderá lo que significa pasar por conflictos severos y experiencias angustiosas; pero se fortalecerá contínuamente en la gracia de Cristo para hacer frente con éxito al enemigo de su alma, quien se vale de los agentes humanos para causar la ruina de los siervos de Cristo. Al pasar por pruebas severas, el seguidor de Cristo comprenderá mejor los caminos de Dios y el plan de redención, y no ignorará las estratagemas del enemigo. A veces las tinieblas envolverán su alma; pero la luz verdadera brillará, y los resplandecientes rayos del Sol de justicia disiparán el abatimiento; y aunque Satanás trate de desanimarlo por todos los medios posibles, presentándole obstáculos en su camino, la gracia de Cristo lo capacitará para ser un testigo fiel de las cosas que ha escuchado del mensajero inspirado por Dios. No desprecia ni descuida el mensaje recibido, sino que comparte su conocimiento con personas fieles, quienes, a su vez, serán capacitadas para enseñar a otros. Al comunicar la luz a otros, el cristiano comprueba la veracidad de las palabras que dicen: “La senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto”. Proverbios 4:18.—The Review and Herald, 16 de junio de 1896.

DEVOCIONAL EXALTAD A JESÚS
Elena G. de White

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