10 de noviembre | Devocional: Alza tus ojos | Tome la copa de la salvación

He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH Jehová, quien ha sido salvación para mí. Isaías 12:2.

En su carta Ud. habla de desaliento. Yo simpatizo con Ud. y le señalo a nuestro amado Salvador, el que lleva nuestras cargas. El lo recibirá, si lo busca. “Pedid, y se os dará” -son las palabras que pronunciaron sus labios divinos-. “Buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Mateo 7:7. Reclame la promesa como suya. No busque mejorar por su propia cuenta ni fije sus ojos sobre Ud. mismo, afligiéndose y dudando de la bondad y misericordia de Dios.

Acuda a El tal como es, y póngase en sus manos. Crea que El lo acepta tal como ha prometido. No trate de hacer algo importante que lo recomiende a Dios, sino confíe en El ahora, en este momento. Rompa las cadenas de la duda y desconfianza con las que Satanás quisiera atarlo al castillo de la duda. Acuda con fe humilde a Aquel que nunca dijo a los necesitados y sufrientes: “Buscan mi rostro en vano”. Sabemos que somos pecadores, que a menudo nos equivocamos y que frecuentemente somos vencidos en las tentaciones, pero esto no debiera conducirnos en nuestra gran necesidad a apartarnos del Unico que puede ayudarnos y salvarnos del poder de Satanás. Desalentar y llevar a la desesperación es la obra del enemigo.

¡Qué evidencia tenemos del incomparable amor de Jesús en que dejó el cielo y vino a la tierra para ayudarnos! El dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30.

Mi querido hermano, Jesús vive para interceder por Ud. El será su Abogado. Si pecamos, “abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1. El amor compasivo de Dios se nos extiende a pesar de todos nuestros deseos e imperfecciones. Jesús lo ama; responda a ese amor confiando alegremente en El. Deje de lado todos los pecados que podrían entristecer y herir al Salvador. Trate de imitar su vida santa y su carácter inmaculado. El puro de corazón verá a Dios. Pero nuestro amado Salvador hizo amplia provisión para purificarnos, para lavarnos de todos nuestros pecados y remediar por su gracia los defectos de nuestro carácter, al imputarnos su justicia.

Pero debemos ejercitar nuestra fe. Debemos creer que existe y que es galardonador de los que le buscan diligentemente. Véase Hebreos 11:6… Crea, mi hermano, crea. Mi alma dice: Crea. Tome las promesas de Dios por fe y aduéñese de ellas… Con mucho afecto para Ud. y los suyos, su hermana en Cristo, Elena G. de White.—Carta 36, del 10 de noviembre de 1875, a un laico desanimado.

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DEVOCIONAL: ALZA TUS OJOS

Elena G. de White

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