10 de diciembre | Hijos e Hijas de Dios | Elena G. de White | ¡Despierta!

«Ya tus buenas intenciones están casi muertas. Despierta y fortalece tu ánimo para hacer lo que todavía te falta, porque he visto que aun no has terminado las obras que Dios te mandó hacer. Así que no olvides lo que has recibido y escuchado; obedécelo y cambia. Si no despiertas, vendré a ti de repente como un ladrón y no sabrás en qué momento te sorprenderé». Apocalipsis 3: 2-3, PDT

«ACUÉRDATE, PUES, DE LO QUE has recibido y has oído; guárdalo y arrepiéntete» (Apoc. 3: 3).* Los que han nacido de nuevo recuerden con cuánta alegría y con qué gozo recibieron la luz del cielo, y cuán ansiosos estaban de compartir con otros su contentamiento. […]
«Aférrate». Esto no significa decir, «aférrate a tus pecados»; sino, aférrate al bien y la bondad, a la fe, a la esperanza que Dios te ha dado por su Palabra. No te angusties ni tengas miedo en ningún momento. La angustia y el miedo paralizan. Satanás está tratando de desanimarte, diciéndote que no vale la pena servir a Dios, y que da lo mismo disfrutar de los placeres y goces de este mundo. Pero «¿de qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?» (Mat. 16: 26, NVI).
Tú puedes gozar de los placeres mundanos a expensas del mundo futuro; pero, ¿estás dispuesto a pagar ese precio?
Hemos de «aferramos» y vivir a la altura de toda la luz que hemos recibido del cielo. ¿Por qué? Pues porque Dios desea que nos aferremos fuertemente de la verdad eterna, y actuemos como su mano ayudadora, para comunicar la luz a aquellos que no se han dado cuenta del amor que el Señor siente hacia ellos.
Cuando nos entregamos a Cristo, hacemos una promesa ante la presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, las tres grandes Personas divinas, Dignatarios celestiales. Aferrémonos a esa promesa.— Manuscrito 92, 1901.

DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White

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