1 de noviembre 2022 | Devoción Matutina para Adolescentes 2022 | El terremoto de Lisboa

«El séptimo ángel derramó su copa en el aire, y desde el trono del templo salió un vozarrón que decía: «¡Se acabó!». Y hubo relámpagos, estruendos, truenos y un violento terremoto.
Nunca, desde que el género humano existe en la tierra, se había sentido un terremoto tan grande y violento. La gran ciudad se partió en tres, y las ciudades de las naciones se desplomaron» (Apocalipsis 16:17-19, NVI).

El 1 de noviembre de 1755, uno de los peores terremotos de la historia sacudió el continente europeo. El epicentro del terremoto fue Lisboa, en Portugal, donde murieron 50,000 personas. Portugal había sido muy próspero con el comercio de diamantes y oro de su colonia, Brasil. Lisboa era la capital y su ciudad más grande, así como el mayor puerto marítimo del Océano Atlántico, y contaba con una población de unos 300,000 habitantes.
Tres ondas de choque en un lapso de diez minutos sacudieron Lisboa, llegando a alcanzar una magnitud de aproximadamente 8.0 en la escala de Richter. Aunque no existían todavía los equipos técnicos para medir terremotos, estos se sintieron en lugares tan lejanos como Marruecos. Era el 1 de noviembre, y siendo Lisboa una ciudad católica, en todas las iglesias se estaba celebrando el Día de Todos los Santos.
Una veintena de iglesias se derrumbaron cuando un tsunami de 6 metros [20 pies] se adentró en la ciudad, matando a miles de personas. Hubo incendios por todas partes y los vientos propagaron rápidamente las llamas. El palacio real de Portugal quedó destruido, al igual que miles de viviendas. Gran parte de la historia cultural del país, conservada en libros, arte y arquitectura, desapareció en un instante. Muchos de los habitantes de la ciudad, incluidos cientos de presos fugados, huyeron de Lisboa inmediatamente.
Durante años, algunos teólogos consideraron el terremoto de Lisboa como una de las señales proféticas de la venida de Jesús, probablemente porque coincide con el final de una gran persecución religiosa que se había prolongado en los siglos de la Edad Media. El hecho es que nuestro mundo está envejeciendo. Si los desastres naturales no lo destruyen, la contaminación provocada por el hombre lo hará. Terremotos, tsunamis, tornados y huracanes… todos y cada uno de estos desastres naturales nos recuerda que este mundo no puede durar mucho más. Jesús vendrá de nuevo, y pronto.

 

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES 2022



(1170)

DEJA UN COMENTARIO

Comentarios

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*