1 de diciembre 2021 | Devoción Matutina para Adultos 2021 | Llegó la hora de madurar

“Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección” (Hebreos 6:1).

UNA FRUTA MADURA logra un desarrollo completo y es apta para ser cosechada y consumida.
Una persona madura es la que alcanza un estado superior. La madurez es la etapa comprendida entre la juventud y la vejez, caracterizada por la prudencia, buen juicio, serenidad, lógica y responsabilidad; lo cual no siempre coincide con la edad biológica.
Hablando de la madurez en la vida cristiana, Pablo dice que debemos dejar ya los rudimentos de la doctrina de Cristo e ir adelante, hacia la perfección.

“Dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca
de Cristo, avancemos hacia la madurez” (NVI).
“Sigamos aprendiendo más y más, hasta que
lleguemos a ser cristianos maduros” (TLA).

Un bebé no se desarrolla sin más; va creciendo a medida que recibe amor, cuidado, alimento, descanso, ejercicio e instrucción.
¿Cómo crecemos y maduramos espiritualmente?
En relación a Dios: Mediante el arrepentimiento o cambio de actitud y de estilo de vida, sintiendo tristeza por el pecado, que nos separó del Señor y produjo su muerte, y abandonándolo. Esto es posible por la fe en la acción divina en nuestra vida.
En relación a la iglesia: El arrepentimiento y la fe conducen al bautismo y al servicio.
El bautismo, como aceptación del plan de Dios y la puerta de entrada a la iglesia, y la imposición de manos, como un símbolo de vidas dedicadas a Dios y al servicio. En un sentido más amplio:
“Cada verdadero discípulo nace en el reino de Dios como misionero. El que bebe del agua viva, llega a ser una fuente de vida. El que recibe llega a ser un dador. La gracia de Cristo en el alma es como un manantial en el desierto, cuyas aguas surgen para refrescar a todos, y da a quienes están por perecer avidez de beber el agua de la vida” (El Deseado de todas las gentes, p. 166).
En relación al futuro: Crecemos y progresamos en la vida cristiana porque sabemos que hay un juicio final que enfrentar, y que esta vida no tiene que terminar en la nada; pues hay un destino de eternidad para todos los que se acojan a la gracia divina.

El fundamento es imprescindible, pero no suficiente,
si queremos tener el edificio completo. “Dejar” el fundamento
no significa abandonarlo, sino seguir edificando sobre él.
Terminemos la construcción siempre basados sobre
las creencias fundamentales de la Palabra de Dios.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2021



(1880)

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