1 de agosto 2020 | Devoción Matutina para Jóvenes | Genghis Khan

Los huertos y los campos de mi pueblo darán cosechas abundantes y todos vivirán seguros. Una vez que yo rompa las cadenas de su esclavitud y los rescate de quienes los esclavizaron, entonces ellos sabrán que yo soy el Señor. Ezequiel 34:27.

Tras la muerte de su khan, los pocos guerreros mongoles que quedaron con vida fueron esparcidos y sus rebaños, perdidos. Temujín, el hijo del khan, de trece años de edad, pudo eludir a sus perseguidores durante algún tiempo. Pero un día, cansado y hambriento, mientras trataba de escapar entre algunas bandas de soldados Taidjut, fue descubierto y capturado. Los Taidjut le amarraron un kang a los hombros. Este era un yugo de madera muy pesado, con orificios para el cuello y las muñecas.

-¡Encontraré la manera de escapar! -pensaba para sí el joven khan. Cierta noche, los Taidjut celebraron una fiesta. Los soldados, ebrios, bailaban alrededor de la fogata. Habían dejado a Temujín solo con un guardia. Rápidamente el joven golpeó al guardia con el extremo del kang y huyó, dejándolo inconsciente. La luna llena iluminaba el camino, pero el yugo pesado dificultaba sus movimientos. Alcanzaba a oír cómo se acercaban los soldados que lo perseguían. Su corazón latía fuertemente. Se dirigió hacia el río y se escondió entre los juncos, procurando mantener la cabeza fuera del agua para respirar.

Mientras los soldados lo buscaban en la ribera, uno de los hombres lo vio, pero no lo delató. Alentado por este extraño acto de bondad y en su desesperación, Temujín se arriesgó a seguir a los soldados nuevamente hasta su campamento. Se fijó en la carpa de su benefactor, y cuando todos dormían se metió en ella.

-Por favor, ayúdeme -le suplicó el niño, totalmente empapado, mientras se acurrucaba junto a las brasas de la fogata.

El extraño partió el kang y quemó los pedazos.

-Me matarán si te encuentran aquí -dijo el hombre-. Apresúrate. ¡Ve con tu gente!

El niño que escapó aquella noche llegó a ser el gran Genghis Khan, el intrépido capitán que guio a los mongoles en su conquista de Asía en el siglo XIII.

¿Eres como Temujín, un cautivo en el campamento enemigo? ¿Te ha puesto Satanás un yugo pesado alrededor del cuello? ¿Llevas a cuestas el yugo del pecado y de la culpa? ¿Eres un cautivo de los malos hábitos? ¿Te sientes incapaz de liberarte? Jesús puede romper tus cadenas. Arrodíllate, y di a Cristo: «¡Señor, ayúdame!” ¡Él te libertará!

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020



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