3 de julio | Devocional: Mi vida Hoy | Amemos a amigos y enemigos

¿Quién pues, de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los ladrones? Y él dijo: El que usó con él de misericordia. Entonces Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo. (Luc. 10:36-37)

Cristo vino para derrumbar toda valla divisoria. Vino para manifestar que su don de gracia y amor es tan ilimitado como el aire, la luz, o las lluvias que refrescan la tierra…Ninguna diferencia hacían entre vecinos y extraños, amigos y enemigos…

Nunca pasó por alto a nadie por inútil…Cualquiera que fuera la sociedad con quien se encontrase, siempre sabía darle alguna lección adecuada al tiempo y a las circunstancias. Cada descuido o insulto del hombre para con el hombre le hacía sentir más y más a él la necesidad que la humanidad tenía de su divina y humana simpatía. Procuraba infundir esperanza en los más rudos y en los que menos prometían, poniendo delante de ellos la seguridad de que podían llegar a ser sin tacha y sencillos, y de carácter tal que les daría a conocer como hijos de Dios.

Muchas veces se encontraba con los que habían caído bajo la influencia de Satanás, y que no tenían fuerza para deslizarse de sus lazos. A uno tal, desanimado, enfermo, tentado, caído, Jesús le dirigía palabras de la más tierna compasión, palabras que necesitaba y que podían entenderse. A otros encontraba que sostenían combate a brazo partido con el enemigo de las almas. A éstos los animaba a que perseveraran, asegurándoles que vencerían…

En la mesa de los publicanos se sentía como distinguido huésped demostrando por su simpatía y la bondad de su trato social que reconocía la dignidad de la humanidad; y los hombres anhelaban hacerse dignos de su confianza…

Aunque judío, Jesús se rozaba libremente con los samaritanos…Dormía bajo su techado, comía con ellos a su mesa, compartiendo los manjares preparados y servidos por sus manos, enseñaba en sus calles, y los trataba con la mayor bondad y cortesía. Y al par que se ganaba sus corazones por su humana simpatía, su gracia divina les llevaba la salvación que los judíos rechazaban. (MC:19-20) (195)

DEVOCIONAL MI VIDA HOY

Reflexiones para cada día

Elena G. de White

(1637)

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Devocional, Mi vida Hoy

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