26 de agosto | Maranata: El Señor viene | Elena G. de White | El sábado es la señal de Dios

Santificad mis días de reposo [sábados], y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios. Ezequiel 20:20.

Los israelitas colocaron sobre sus puertas una señal de sangre para mostrar que pertenecían a Dios. Los hijos de Dios en este tiempo también llevarán la señal que Dios ha establecido. Se pondrán en armonía con la santa ley de Dios. Se pone una señal sobre cada uno de los hijos de Dios tan ciertamente como fue colocada una marca sobre las puertas de los hogares de los hebreos para librar a ese pueblo de la ruina general. Dios declara: “Les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”…
Cada alma de nuestro mundo es propiedad del Señor por creación y por redención. Cada alma está individualmente a prueba por su vida. ¿Le ha dado a Dios lo que le corresponde? ¿Ha rendido delante de Dios todo lo que es de él porque fue comprada por él? Todos los que creen que el Señor es su porción en esta vida, estarán dirigidos por él y recibirán la señal, la marca de Dios, que muestra que son la posesión especial de Dios. La justicia de Cristo los precederá, y la gloria del Señor será su retaguardia. El Señor protege a cada ser humano que lleva la señal de Dios.
“Habló además Jehová a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo [sábados]; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico…
Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo [sábado] consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo [sábado], ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo [sábado] los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó”. Éxodo 31:12, 13, 15-17.
Este reconocimiento de Dios es del más alto valor para cada ser humano. Todos los que aman al Señor y le sirven son muy preciosos a su vista. Él quiere que estén donde sean dignos representantes de la verdad tal como es en Jesús.—Comentario Bíblico Adventista 7:980.

DEVOCIONAL MARANATA: EL SEÑOR VIENE
Elena G. de White

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