25 de septiembre | Hijos e Hijas de Dios | Elena G. de White | Dárselo todo a él

Toma en cuenta a Dios en todas tus acciones, y él te ayudará en todo. No te creas muy sabio; obedece a Dios y aléjate del mal; así te mantendrás sano y fuerte.
Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más importante. Dale de lo que tienes y de todo lo que ganes; así nunca te faltará ni comida ni bebida. Proverbios 3: 6-10, TLA

¿NO SOMOS VASOS HONROSOS escogidos por Dios para llevar la luz y la verdad a los que están en error y oscuridad? Hemos recibido el mensaje salvador del evangelio, y si recibimos el Espíritu de Cristo, si amamos a Cristo, amaremos a los que están en peligro, […] nos negaremos a nosotros mismos por su causa, apartándonos de todos los placeres egoístas, y emplearemos el dinero, el tiempo y la influencia para ganar las almas por las cuales Cristo murió.— The Youth’s Instructor, 29 de junio de 1893.
Los seres humanos recorren la tierra y el mar a fin de obtener beneficios mundanales y soportan privaciones y sufrimientos para lograr su propósito. No obstante, no se interesan en los atractivos que ofrece el cielo ni toman en cuenta las riquezas eternas. Los que son comparativamente pobres son los que por lo general hacen más para sostener la causa de Dios. Dan ampliamente de lo poco que poseen. Han fortalecido sus impulsos generosos al dar continuamente con liberalidad. Siendo que sus gastos casi sobrepasan a sus entradas, su pasión por las riquezas terrenales no tiene cabida, o no halla oportunidad de fortalecerse. Pero muchos, cuando comienzan a acumular riquezas, empiezan a calcular cuánto tiempo les llevará alcanzar a poseer cierta cantidad. En su ansiedad por acumular una fortuna para sí mismos, dejan de ser ricos en Dios.— Revietu and Herald, 15 de diciembre de 1874.
Sea cual sea la ocupación que tengamos en la vida, deberíamos tener el propósito de hacer nuestro trabajo de tal manera que glorifique a Dios. Todo lo que ganemos debiéramos considerarlo como un capital que podamos invertir en el banco celestial. Deberíamos gozamos en dedicar los bienes y el tiempo, así como nuestros talentos, al propósito de ganar almas para Cristo, a fin de iluminar a los que moran en tinieblas.— The Youth’s Instructor, 4 de mayo de 1893.

DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White

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