25 de Octubre | Ser Semejante a Jesús | Elena G. de White | El trabajo físico ayuda a desarrollar la mente y el carácter

Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. No edificarán para que otro habite, ni plantarán para que otro coma; porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo, y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. Isaías 65:21,22.

Ahora, como en los días de Israel, todo joven debe ser instruido en los deberes de la vida práctica. Cada uno debe adquirir cierto conocimiento de algún ramo manual por medio del cual, si fuera necesario, pudiese ganarse la vida. Esto es esencial, no sólo como una salvaguardia contra las vicisitudes de la vida, sino por su influencia sobre el desarrollo físico, mental y moral. Aun cuando fuese seguro de que uno no habría de necesitar recurrir al trabajo manual para su sustento, se le debiera enseñar a trabajar. Sin ejercicio físico, nadie puede tener una constitución sana y salud vigorosa; y la disciplina del trabajo bien regulado no es menos esencial para obtener un espíritu fuerte y activo que para adquirir un carácter noble.
Los alumnos que han obtenido conocimiento de los libros sin adquirir un conocimiento del trabajo práctico no pueden aseverar que tienen una educación simétrica. Las energías que debieran haberse consagrado a los quehaceres de los diversos ramos, han sido descuidadas. La educación no consiste en usar solamente el cerebro. El trabajo físico también es parte de la educación esencial para todo joven. Falta una fase importante de la educación si no se enseña al alumno a dedicarse a un trabajo útil.
El ejercicio saludable de todo el ser dará una educación amplia y abarcante. Todo estudiante debe dedicar una parte de cada día al trabajo activo. Así adquirirá hábitos de laboriosidad y se fomentará en él un espíritu de confianza propia, y al mismo tiempo estará a salvo de muchas prácticas malas y degradantes que son a menudo el resultado de la ociosidad. Y todo esto está de acuerdo con el objetivo primordial de la educación, porque al estimular la actividad, la diligencia y la pureza, nos ponemos en armonía con el Creador…
La disciplina que para la vida práctica se obtiene del trabajo físico combinado con el esfuerzo mental, queda endulzada al reflexionar en que ella hace a la mente y al cuerpo más idóneos para cumplir la obra que Dios requiere que hagan los humanos. Cuanto más perfectamente sepan los jóvenes cumplir los deberes de la vida práctica, tanto mayor será el gozo que tendrán día tras día por ser útiles a otros. La mente educada para disfrutar del trabajo provechoso se amplía; por la preparación y la disciplina se hace idónea para ser útil; porque adquiere el conocimiento esencial que permite a su poseedor beneficiar a otros.—Mensajes [306] para los Jóvenes, 175-177.

DEVOCIONAL ADVENTISTA
SER SEMEJANTE A JESÚS
Elena G. de White

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