23 de junio | Devocional: Dios nos cuida | Miembros de la familia de Dios

Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. Efesios 2:19-20.

El Señor Jesús está realizando experimentos en los corazones humanos por medio de la manifestación de su misericordia y abundante gracia. Está realizando transformaciones tan sorprendentes que Satanás… se detiene para mirarlas como una fortaleza inexpugnable ante sus sofismas y engaños. Son para él un misterio incomprensible. Los ángeles de Dios… contemplan con asombro y gozo cómo hombres caídos, una vez hijos de la ira, están desarrollando por la enseñanza de Cristo, caracteres a la semejanza divina, para ser hijos e hijas de Dios, para desempeñar una parte importante en las ocupaciones del cielo. El Señor ha provisto a su iglesia de capacidades y bendiciones para que presente ante el mundo una imagen de su propia suficiencia, y para que su

iglesia sea completa en él, una constante representación de otro mundo, el mundo eterno, regido por leyes superiores a las terrenas. Su iglesia ha de ser un templo erigido a la semejanza divina…

Cristo ha dado a la iglesia amplias facilidades, para que él pudiera recibir una gran recompensa de gloria de su posesión redimida y comprada. La iglesia al ser dotada de la justicia de Cristo, se convierte en el repositorio del Señor, en el cual la riqueza de su misericordia, su amor, su gracia, ha de aparecer en su plena y final manifestación. La declaración de su oración intercesora, de que el amor del Padre es tan grande hacia nosotros como hacia él mismo, el Hijo unigénito, y que nosotros estaremos con él donde él está, hechos uno con Cristo y el Padre para siempre, es una maravilla para la hueste angelical y constituye su gran gozo. El don de su Espíritu Santo, rico, completo y abundante, ha de ser para su iglesia como un muro de fuego que la circunde, contra el cual no prevalezcan las potencias del infierno. En su inmaculada pureza y perfección impecable, Cristo mira a sus hijos como la recompensa de sus sufrimientos, su humillación y su amor, y el suplemento de su gloria: Cristo, el gran centro del cual irradia toda gloria.

*Año bíblico: Salmos 51-55.

DEVOCIONAL DIOS NOS CUIDA

Elena G. de White

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