20 de septiembre | Una religión radiante | Elena G. de White | La batalla por la victoria

«El Señor dice: “Canten de gozo y alegría por el pueblo de Jacob, la principal entre todas las naciones. Hagan oír sus alabanzas y digan: El Señor salvó a su pueblo, lo que quedaba de Israel». Jeremías 31:7, DHH

EN VISIÓN DOS EJÉRCITOS empeñados en un espantoso conflicto. Una hueste iba guiada por estandartes con la enseña del mundo; la otra, por el estandarte teñido en sangre del Príncipe Emanuel. Un estandarte tras otro iba cayendo a rastras por el polvoriento suelo, mientras que un grupo tras otro de las divinas huestes se unía al enemigo, y uno tras otro de las filas del enemigo se unía a su vez con el pueblo de Dios que guarda los mandamientos. […]
La fiera batalla continuaba. La victoria se decantaba una veces de un lado y otras del otro. Aveces los soldados de la cruz cedían «como abanderado en derrota» (Isa. 10: 18). Su aparente retirada era únicamente para colocarse en una posición más ventajosa. Se oían gritos de júbilo. Se elevó un canto de alabanza a Dios, y las voces de los ángeles se les unieron mientras los soldados de Cristo plantaban su estandarte en las murallas de las fortalezas hasta entonces sostenidas por el enemigo. El Capitán de nuestra salvación ordenaba la batalla y mandaba refuerzos a sus tropas. Su fuerza se manifestaba poderosamente y los alentaba a llevar la batalla basta las puertas. Les enseñó «cosas que asombran» «de humildad y de justicia», mientras que, «venciendo y para vencer» (Sal. 45: 4, Apoc. 6: 2), los conducía paso a paso.— Testimonios para la iglesia, t. 8, p. 48.
«Sean fuertes y valientes, pues Dios peleará por ustedes». Deuteronomio 31:6, TIA

DEVOCIONAL ADVENTISTA
UNA RELIGIÓN RADIANTE
Reflexiones diarias para una vida cristiana feliz
Elena G. de White

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