2 de mayo | Devocional: Una religión radiante | Ánimo para testificar

«A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: «Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”». Hechos 23: 11

LOS HIJOS DE DIOS SON SUS representantes en la tierra, y él quiere que sean luces en medio de las tinieblas morales de este mundo. Esparcidos por toda la tierra, en pueblos, ciudades y aldeas, son testigos de Dios, los medios por los cuales él ba de comunicar a un mundo incrédulo el conocimiento de su voluntad y su maravillosa gracia. El se propone que todos los que reciben la salvación sean sus misioneros. La piedad de los cristianos constituye la norma mediante la cual los incrédulos juzgan al evangelio..

Las pruebas soportadas pacientemente, las bendiciones recibidas con gratitud, la mansedumbre, la bondad, la misericordia y el amor manifestados habitualmente, son las luces que brillan en el carácter ante el mundo, y ponen de manifiesto el contraste que existe con las tinieblas que proceden del egoísmo del corazón camal.— Patriarcas y profetas, cap. 12, p. 113.

Debemos de esmeramos para la gloria de Dios y que su carácter no sea mal comprendido, por la tristeza de nuestro rostro o a través de palabras imprudentes, como si los requerimientos divinos coartaran nuestra libertad. Aun en este mundo de dolor, desengaños y maldad, el Señor espera vernos alegres y fortalecidos con su poder. Tenemos el privilegio de dar un valiente testimonio en todo lo que sea necesario. Mediante nuestro semblante, actitudes, palabras y carácter, tenemos que dar testimonio de que el servicio a Dios es siempre grato.— Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 365-366, adaptado.

«¡Ánimo, no tengan miedo! Yo así lo dije y lo anuncié desde hace mucho, y ustedes son mis testigos. ¿Hay acaso otro dios fuera de mí?

No hay otro refugio; no conozco ninguno». Isaías 44: 8, DHH

 

UNA RELIGIÓN RADIANTE

Reflexiones diarias para una vida cristana feliz

Elena G. de White

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