2 de diciembre | Mi vida Hoy | Elena G. de White | Guardo los mandamientos

Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad. (Apoc. 22:14)

Nos aguarda la lucha. La única medida de seguridad que podemos tomar es ser uno con Cristo en Dios. Tenemos que luchar para entrar por la puerta estrecha. Pero ese portal no gira por sí mismo sobre sus goznes. No admitirá caracteres dudosos. Debemos luchar ahora por obtener la vida eterna con un afán que corresponda al valor del premio que nos aguarda. No será el dinero ni las propiedades, sino la posesión de un carácter como el de Cristo lo que nos abrirá las puertas del Paraíso. No es la posición ni las hazañas de índole intelectual lo que ganará la corona de inmortalidad. Solamente los mansos y humildes, que han hecho de Dios su suficiencia, recibirán ese don…

Crear el alma de nuevo, sacar luz de las tinieblas, amor de la enemistad y santidad de la impureza, es una obra que sólo corresponde al Omnipotente. La obra del Infinito, emprendida con el consentimiento de los seres humanos, para que la vida esté cumplida en Cristo, para infundir perfección al carácter, es la ciencia de la eternidad.

¿Qué honor se le ha conferido a Cristo? Sin emplear la coacción, sin usar métodos de violencia, funde la voluntad del ser humano con la de Dios. Esta es la ciencia de todas las ciencias verdaderas; porque efectúa un cambio extraordinario en la mente y el carácter: es la transformación que debería efectuarse en la vida de todos los que pasan por las puertas de la ciudad de Dios. (Carta 155, 1902)

Entonces los que guardaron los mandamientos de Dios respirarán con vigor inmortal bajo el árbol de la vida; y en el curso de siglos infinitos los habitantes de los mundos sin pecado contemplarán en el huerto del Edén de delicias, una muestra de la obra perfecta de la creación divina, que no ha sido vivida por la maldición del pecado, esta muestra de lo que toda la tierra pudo haber sido si el hombre hubiera cumplido el glorioso plan del Creador. (PP.49-50) (352)

 

DEVOCIONAL ADVENTISTA

MI VIDA HOY

Reflexiones para cada día

Elena G. de White

(1767)

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Devocional, Mi vida Hoy

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