2 de diciembre | Maranata: El Señor viene | Elena G. de White | Personajes históricos presentes en el juicio

Por mí mismo hice juramento… que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua. Isaías 45:23.

Entre la multitud de los rescatados están los apóstoles de Cristo: el heroico Pablo, el ardiente Pedro, el amado y amoroso Juan y sus hermanos de corazón leal, y con ellos la inmensa hueste de los mártires; mientras que fuera de los muros, con todo lo que es vil y abominable, se encuentran aquellos que los persiguieron, encarcelaron y mataron. Allí está Nerón, monstruo de crueldad y de vicios, y puede ver la alegría y el triunfo de aquellos a quienes torturó, y cuya dolorosa angustia le proporcionara deleite satánico. Su madre está allí para ser testigo de los resultados de su propia obra; para ver cómo los malos rasgos de carácter transmitidos a su hijo y las pasiones fomentadas y desarrolladas por la influencia y el ejemplo de ella, produjeron crímenes que horrorizaron al mundo.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 725, 726.

Allí [está] el soberbio y ambicioso Napoleón cuya presencia [hizo] temblar reinos.—Primeros Escritos, 293.

Allí hay sacerdotes y prelados católicos, que dijeron ser los embajadores de Cristo y que no obstante emplearon instrumentos de suplicio, calabozos y hogueras para dominar las conciencias de su pueblo. Allí están los orgullosos pontífices que se ensalzaron por encima de Dios y que pretendieron alterar la ley del Altísimo. Aquellos así llamados padres de la iglesia tienen que rendir a Dios una cuenta de la que bien quisieran librarse. Demasiado tarde ven que el Omnisciente es celoso de su ley y que no tendrá por inocente al culpable de violarla. Comprenden entonces que Cristo identifica sus intereses con los de su pueblo perseguido, y sienten la fuerza de sus propias palabras: “en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. Mateo 25:40.

Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay quien sostenga ni defienda la .causa de ellos; no tienen disculpa; y se pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 726.

DEVOCIONAL ADVENTISTA

MARANATA: EL SEÑOR VIENE

Elena G. de White

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