19 de diciembre | La maravillosa gracia de Dios | Elena G. de White | Todo sufrimiento terminará

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4.

No puede haber dolor en la atmósfera del cielo. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, ni cortejos fúnebres, ni indicios de luto. “No dirá el morador: Estoy enfermo: el pueblo que morare en ella será absuelto de pecado”. Isaías 33:24. Nos invadirá una grandiosa marea de bienaventuranza que irá ahondándose a medida que transcurra la eternidad.—Joyas de los Testimonios 3:433.

Llegó el momento por el cual suspiraron los santos desde que la espada de fuego expulsó a la primera pareja del paraíso—el tiempo de “la redención de la posesión adquirida”. Efesios 1:14. La tierra dada al principio al hombre para que fuera su reino, entregada alevosamente por él a manos de Satanás, y conservada durante tanto tiempo por el poderoso enemigo, ha sido recuperada mediante el gran plan de la redención. Todo lo que se había perdido por el pecado, ha sido restaurado… El propósito primitivo que tenía Dios al crear la tierra se cumple al convertirse ésta en la morada eterna de los redimidos. “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”. Salmos 37:29…

Allí “se alegrarán el desierto y el sequedal, y el yermo se regocijará y florecerá como la rosa”. Isaías 35:1. “En vez del espino subirá el abeto, y en lugar de la zarza subirá el arrayán”. Isaías 55:13. “Habitará el lobo con el cordero, y el leopardo sesteará junto con el cabrito… y un niñito los conducirá”. “No dañarán, ni destruirán en todo mi santo monte” (Isaías 11:6, 9), dice el Señor.—El Conflicto de los Siglos, 733, 734.

El gran conflicto ha terminado. Ya no hay más pecado ni pecadores. Todo el universo está purificado. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación. De Aquel que todo lo creó manan vida, luz y contentamiento por toda la extensión del espacio infinito. Desde el átomo más imperceptible hasta el mundo más vasto, todas las cosas animadas e inanimadas, declaran en su belleza sin mácula y en júbilo perfecto, que Dios es amor.—Ibid. 737.

LA MARAVILLOSA GRACIA DE DIOS

Elena G. de White

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