17 de marzo | Devocional: Hijos e Hijas de Dios | Para que no tengamos que avergonzarnos

«Como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia». Colosenses 3:12, NVI

FIJÉMONOS EN JESÚS como nuestro guía y modelo. […] Tratemos de aprender cómo podemos ser semejantes a él, en nuestra manera de relacionamos con los demás, con mansedumbre y con humildad. Así podremos crecer «en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo» (Efe. 4: 15), y así podremos reflejar su imagen y ser aceptados por él en el día de su venida.— The Youth’s Instructor, 5 de diciembre de 1883.
Cuando se acepta a Jesús por fe, y él ocupa el primer lugar en los más íntimo de nuestro ser, el Espíritu Santo modela el carácter de acuerdo con la semejanza de Cristo. Entonces se aprenden cada día las lecciones de la escuela de Cristo. El árbol se conoce por sus frutos, así que «por sus frutos los conocerán» a ustedes (Mat. 7: 20, NVI). El cristiano ha de resplandecer como una luz en medio de las tinieblas morales de este mundo; será pues tierno de corazón y considerado con los sentimientos del prójimo.
La Palabra de Dios nos enseña a ser «prudentes como serpientes y sencillos como palomas» (Mat. 10: 16). Es deber de todo cristiano someterse a la disciplina de las normas bíblicas para que pueda ser «como obrero que no tiene de qué avergonzarse» (2 Tim. 2: 15). La obra que proceda de las manos de estos «obreros» durará tanto como la eternidad; no estará contaminada con las lacras del egoísmo, ni será algo inerte y sin valor.— The Youth’s Instructor, 20 de septiembre de 1894-
Lo que vale ante Dios es el adorno interno, las gracias del Espíritu, las palabras bondadosas, la consideración atenta hacia los demás.— Conducción del niño, cap. 66, p. 421.

DEVOCIONAL HIJOS E HIJAS DE DIOS
Elena G. de White

(1436)

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