16 de febrero | Devocional: Mi vida Hoy | Gozo y paz

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo. (Col. 1:11)

El Señor ha resuelto que cada alma que obedezca su Palabra recibirá de su gozo, y paz, y su constante poder protector. Tales hombres y mujeres se encuentran siempre cerca de Cristo, no solamente cuando se arrodillan para orar en su presencia, sino cuando desempeñan las obligaciones de la vida. Jesucristo les preparó una morada a su lado, donde la viola se ha purificado de todo lo grosero desagradable. Mediante, esta continua comunión con Cristo, aquéllos se convierten en colaboradores suyos en el curso de su vida. (RH, 23-10-1900)
No hay palabras que puedan describir la paz y el gozo que posee que toma a Dios por la palabra. Las aflicciones no lo perturban; los desprecios no lo hieren. Ha crucificado el yo. Día tras día sus obligaciones se vuelven más oprimente, las tentaciones, más fuertes, las aflicciones, más penosas; sin em-bargo, no vacila, porque recibe fortaleza equivalente a su necesidad. (YI, 26-06-1902)
Los que están aprendiendo a los pies de Jesús, ciertamente ejemplificarán el carácter de Cristo con su conducta y conversación… Su experiencia cristiana se destaca no por el bullicio y la excitación, sino por su gozo contenido y reverente. Su amor por Cristo es una fuerza tranquila y apacible, aunque predominante. La luz y el amor del Salvador que mora en ellos se revelan en todas sus palabras y acciones. (RH, 30-05-1882)
Ocasiones hubo en que la bendición de Dios descendió en respuesta a la oración; de manera que cuando otras personas entraron en la habitación, apenas cruzaron el umbral, exclamaron: «¡El Señor está aquí!» Sin que se pro-nunciara una palabra, se había hecho sentir en forma señalada la bendita influencia de la presencia de Dios. El gozo que desciende de Cristo palpitaba allí; y, en ese sentido, el Señor había estado en esa pieza tal como había andado por las calles de Jerusalén, o cuando se apareció a los discípulos que se, encontraban reunidos en el aposento alto, y les dijo: “Paz a vosotros». (RH, 04-01-1887)

DEVOCIONAL MI VIDA HOY
Reflexiones para cada día
Elena G. de White

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